domingo, 19 de agosto de 2018

MÁS CHULA SERÁ LA CAÍDA



No estés donde no quieres estar.
No estés con quien no quieres estar.
No hagas lo que no quieres hacer.
No busques a quien no desea ser encontrado.
Cree firmemente en lo que quieres. Créalo.
Tírate a la piscina. Nada, si es preciso.
Que el miedo te tenga miedo.
Si te caes, te levantas.
Escucha a tu cuerpo. Si puedes, puedes, si no, descansa; un día, dos, tres: los días que sean necesario.
Vive sin prisa.
Tener menos, a veces, significa tener mucho más.
Hay victorias que valen más que el peso de tu cuenta bancaria.
El lujo, a menudo, carece de valor. La sencillez, la mayoría de las veces, no tiene precio.
Mejor comer una buena sardina que digerir una mala langosta.
El dinero va y viene. La vida es muy larga. No hay mejor destino que la calma.
El tiempo no pone a las personas en su sitio, solo se encarga de retratarlas.
No desear la guerra no implica no establecer límites.
No se trata ni de tender puentes ni de dinamitarlos. Se trata, más bien, de dejar que el corazón decida si te late atravesarlos. Que tu intuición sea tu brújula y tu mente el mapa para llegar a cuaquier lugar.
Ser bueno no es lo mismo que ser tonto. Tampoco has venido a este mundo para ser un santo. Has nacido para ser feliz. Trata de no poner obstáculos.
Si necesitas ayuda, pídela, no seas ganso. Pedir ayuda es de valientes, no pierdes nada con intentarlo.
Mi madre solía decir: “Lo poco espanta y lo mucho amansa”. De ella aprendí, entre otras cosas, que tener un título universitario o ser rico no engrandece a las personas; que hay mucho lerdo con toga y Visa Oro o al volante de un cochazo. De mi madre también aprendí que detrás de una persona humilde, muchas, muchas veces, se encuentra un sabio. Que no es comparable la experiencia vital con recitar de memoria a los clásicos. Que la vida es muy larga, que el dinero va y viene...
Estas son algunas de las cosas que mi madre y la vida me han enseñado. Pero lo mejor de todo ha sido aprender a volar alto, sea lo que sea lo que haya abajo.
Vuela, vuela, ¡¡Vuela!!, no mires hacia abajo.Y si caes, déjate de chuminás camperas, que sea desde lo más alto. Más chula será la caída.

“Afortunadamente, algunos nacen con sistemas de inmunidad espiritual, que tarde o temprano, les hace rechazar la visión ilusoria injertada sobre ellos desde el nacimiento y a través del condicionamiento social. Comienzan a sentir que algo está mal y empiezan a buscar respuestas. El conocimiento propio y las experiencias anómalas les muestran un lado de la realidad al que otros son ajenos, y así comienzan su viaje al despertar. Cada paso del viaje se hace siguiendo el corazón en vez de seguir a la masa y eligiendo el conocimiento sobre los velos de la ignorancia”. (Henri Bergson)

No todo es una pesadez.





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