En mi pueblo la huelga de
conductores de autobuses dura ya varias semanas. Sus empleados llevan
meses sin cobrar sus nóminas, y, de la misma forma que multitud de empresas han
ido a la huelga o han presentados ERE, ERTES o EMES (es un poné), ellos han hecho
lo propio.
La diferencia estriba en que a la
gente le importa un comino que una empresa que se dedica a fabricar coches
o paneles de energía fotovoltaica se vaya a la mierda, porque no les
afecta directamente. En el caso de los autobuses es diferente, ya que cientos
de personas dependen de ellos para desplazarse a sus lugares de trabajo, de
estudio, o de lo que sea.
La gente los pone a parir
mientras ellos no pueden pagar sus hipotecas ni cubrir sus necesidades básicas,
más que nada, porque desde hace bastante rato no cobran ni un céntimo. No
recuerdo nada parecido desde hace años.
Sin duda, los conductores se han
quedado con la copla de lo que hicieron los controladores aéreos y han decido
poner en marcha la misma estrategia. Puede que el caos que se originó cuando se
pusieron todos los controladores malitos, no parezca, a simple vista,
comparable con la huelga de unos humildes conductores de autobuses, pero a la
gente tampoco se le pasaba por la cabeza lo que podía ocurrir cuando lo de la
burbuja inmobiliaria y mira ya por dónde vamos.
Bandler y Grinder (no
tienen nada que ver con Banner y Flappy), en su libro “La estructura de la
magia” desarrollan algo llamado
“Programación Neurolingüística” Y dejan constancia de que el ser humano capta
sólo una parte de la realidad externa, no su totalidad. También recalcan que
“cada individuo percibe el mundo a través de una serie de filtros que están
constituidos por: la historia personal, la cultura, la pertenencia a un grupo
social, las creencias, valores, intereses, y suposiciones”. De esta forma, las
personas, cuando toman decisiones lo hacen de acuerdo con el mapa que manejan
(o el mapa que poseen).
En esto debía ser experto Steve
Jobs. Flipante como mínimo es lo que ha originado la muerte de este
multimillonario y hombre de empresa calificado como: “sabio”, “visionario de la
era digital”, o, como “un héroe popular”.
Otra de las perlas ha sido :“Jobs trabajaba para demostrar
que era capaz de convertir sus visiones en realidad.”
Bueno, esto es lo que ocurre con
millones de seres anónimos, y, no tanto: Julio Verne, Leonardo da Vinci, o,
Chochenaguer por ejemplo, que, después de ser campeón de culturismo y
hartarse de hacer pelis, decidió casarse con una Kennedy y de
camino, meterse a político. No me extrañaría verlo convertido en
Presidente de los Estados Unidos en cero coma. Total, Ronald Reagan lo
consiguió sin hacer pesas y con Nancy Reagan como esposa.
Mi hija (criatura adolescente) se
disponía a desayunar cuando se me ocurrió preguntarle acerca de qué opinaba
sobre la muerte de Steve Jobs. Me contestó sin inmutarse que no le afectaba
mucho más que otros sucesos de actualidad y que creía que la reacción del Globo
Terráqueo ante su muerte ha sido exagerada.
En síntesis, me dijo: “Creo que
era un hombre que simplemente hizo muy bien su trabajo.”
Puede que el secreto de Jobs
fuera conectar emocionalmente con la gente y establecer una vinculación
sentimental con su producto que, digan lo que digan, fue desarrollado para
ganar dinero. Toda una heroicidad.
Irena Sendler, en cambio, no tuvo
tanta repercusión mediática. Durante la Segunda Guerra Mundial consiguió
un permiso para trabajar en el Guetto de Varsovia como especialista en
alcantarillado y tuberías. Irena pasaba niños escondidos de las maneras más inverosímiles:
En su caja de herramientas, en un
saco de arpillera que llevaba en la parte de atrás de su camioneta…Sustituyó la
internete, el teléfono móvil y todo ese tipo de chuminás camperas por un perro
al que había adiestrado para que ladrara a los soldados nazis cada vez que
entraba o salía del Guetto. El perro se ponía como una fiera cuando veía a los
soldados nazis, que se acojonaban bastante. Además, con los ladridos del perro,
ocultaba los ruidos de los niños.
Con esta revolucionaria técnica,
Irena Sendler consiguió sacar y salvar a 2500 niños, de los que mantenía un
registro que guardaba enterrado bajo un manzano en el jardín de su vecino,
porque vivía los tiempos de guerra pensando en los tiempos de paz. Tenía
“una visión” y no le bastaba con mantener con vida a aquellos niños.
Quería que algún día pudieran recuperar su identidad y sus familias.
A pesar de ser torturada
brutalmente por la Gestapo, y condenada a muerte, Irena, no dijo ni mú.
Afortunadamente el soldado que la llevaba camino de la ejecución aceptó el
soborno de la resistencia (no querían que la ejecutaran con el secreto de la
ubicación de los niños), y la dejó escapar.
Al finalizar la guerra ella misma
desenterró los frascos y utilizó las notas para encontrar a los 2500 niños que
colocó con familias adoptivas.
Irena siempre renunció a verse
como una heroína y nunca contó a nadie nada de su vida durante aquellos años.
“Solo hice lo que había que hacer, debí salvar a más…” solía decir. Murió en
Varsovia en mayo de 2008 a los 98 años, en la habitación de un asilo en la que
nunca faltaban ramos de flores y cartas de agradecimiento de todos los rincones
del Planeta.
Su candidatura para el premio
Nobel de la Paz no pasó de ser una candidatura, y fue Al Gore el que se llevó
el gato al agua por unas diapositivas la mar de monas sobre el
calentamiento global. Y tal vez – por qué no - como compensación por
haberle sido arrebatada por el morro la Presidencia de los Estados Unidos.
Muchas veces uno no puede elegir
lo que le toca vivir, pero sí cambiarlo…
Eso precisamente fue lo que pensé
el jueves pasado cuando me enteré que la Duquesa de Alba se había casado. Mientras
pasaba mi aspiradora , miraba algunas imágenes en la tele. No podía oír
nada pero tampoco hacía falta.
Cayetana Fisyeimsestiuar no tiene
ni idea de ordenadores ni salvó a un montón de niños. Su “mérito” ha sido
nacer rica. Tiene una colección de títulos nobiliarios como para
empapelar cualquiera de sus innumerables chozas. Posee más joyas que la reina
de Inglaterra, la Baronesa Thyssen y Marujita Diaz juntas, Obras de Arte, y,
más kilómetros de tierras que los que recorrió Forres Gump cuando le dio la
picá y se puso a correr sin parar como un loco por toda Norteamérica.
Todo un elenco de
“virtudes” que harían de ella una candidata excelente para que mentes
calenturientas y envidiosas, o, simplemente el pueblo, la odiara. Pero
resulta que no la odian. La gente se identifica con ella porque dejando a un
lado el telerón que llevaba debajo del brazo cuando nació, la consideran un
espíritu libre al que le encantan los mercadillos, lo hyppie, los toreros y los
gitanos. Porque ha hecho desde chica lo que le ha salido del moño, sobre
todo, en lo referente al Amor. Y eso, tal y cómo está el patio, mola mazo.
En fin, mientras aspiraba mi
sofá, vi a una señora de 85 años bailando un corte de mangas en forma de
sevillanas, dentro de una iglesia. Ya fuera, siguió haciendo más cortes de
mangas (esta vez por rumbas), y no vaciló en quitarse las manoletinas
(anda que no vaciló…) que llevaba puestas, y zapatear con sus pies descalzos a
lo Remedios Amaya.
A lo mejor cuando muera la
Duquesa, su panteón no albergará una frase lapidaria como en la que Irena
Sendler afirmaba “sólo hice lo que había que hacer” pero seguramente, y,
sobre todo, desde el jueves pasado, al contrario que con Remedios Amaya, no ha
quedado ni un resquicio de duda sobre quién maneja su barca: se ha colocado el
mundo por montera, ha repartido a sus vástagos-buitres su herencia en
vida para que la dejen tranquila, y se ha casado con un pollo 25 años
menor que ella que la trata como a una reina.
“Porque tú lo vales, Caye…”
parecía susurrar la tímida sonrisa del novio cuando, su ya esposa, se
puso a bailar como una zíngara en medio de una juerga gitana.
Hay mañanas en las que todos los
periódicos tienen la misma portada, dependiendo del héroe o villano que
toque. De lo que casi nunca hablan es de los millones de héroes anónimos que,
visionarios o no, trabajan duro cada día para demostrar que son capaces
de convertir sus visiones, o, a falta de éstas, sus Sueños, en Realidad.
Y si eso no es posible, al menos poder decir: “Sólo hice lo que había que
hacer”. A lo mejor es porque eso no
vende…
En éstas me encontraba pasando la
aspiradora, cuando la niña después de ponerse como el Quico de cereales con
leche, va y me suelta:
“Mamá, Apple se ha quedado como
España: sin “jobs”.
Para que luego digan que
los adolescentes no cavilan...
Hasta pronto
Amanda Flores
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