sábado, 17 de octubre de 2020

"APRENDIENDO A SENTIR"

 


De vez en cuando una encuentra cosas preciosas en redes sociales-escaparate. Cosas como este texto de Manu Oliver. Maravillosa reflexión con la que más de uno se sentirá identificado. Un soplo de aire fresco en estos tiempos contaminados. El lugar perfecto donde espejearse, aprendiendo a sentir.


APRENDIENDO A SENTIR


"No llores" escuchaba desde niño...
"No estés triste... Tienes tantos motivos para estar contento"...
Como si fuera un asunto de motivos.
Me lo creí... y empecé a rechazar las emociones dolorosas.
Y se empezó a crear la coraza... a dormirse el corazón... a despertar la actitud razonable.
No se dice "No me gusta", escuchaba en la mesa... Y así seguía alejándome de mí.
"No grites"... "No te enfades"...
O "Que no te vean triste"... "Qué van a pensar si te ven serio"... "Sonríe"...
Y mi mente aprendía a calificar como malas o buenas según qué emociones.
Y mi personaje seguía formándose... aprendiendo a "sonreír" fuera lo que fuera lo que yo sintiese.
Y mientras, mi sensibilidad se iba embotellando en un recipiente que no la contenía.
Y surgió una tristeza de verdad... esa que uno vive alejado de lo que es...
Y se expresaba el tic, el cansancio, el enfado latente y contenido...
Y sí... mi personaje de buena persona era bien recibido... pero yo no era visto.
Hasta que empecé a escuchar sobre la posibilidad de abrirme a sentir lo que siento...
Y empecé a explorar... a darme permiso... a ponerme delante de esa emoción de la que huía, tapaba o proyectaba.
Y me adentré a sentirla... experimentando cómo era penetrable, sentible...
Experimentando liberación...
Aunque a veces parecía que me rompía... pero no era sino mi coraza la que la hacía.
Surgió la vulnerabilidad... Y la abracé.
Lloré... como nunca lo había hecho... en un llanto que llevaba años contenido...
Apareciendo heridas que aún estaban abiertas porque nunca fueron atendidas.
Y así fui mirando... escuchando... sintiendo...
Sanando... soltando...
Comprendiendo que no hay emociones buenas y malas...
Que todas ellas sólo piden espacio para ser recibidas y expresarse.
Así aprendí a darme permiso...
Y a dártelo a ti...
Porque entendí que si no soporto una emoción en ti es porque yo no la permito en mí.
Que si no te "veo" es porque no me "veo" a mí.
Y ahora sí... me reconozco.. y en ello puedo "verte".
Me vivo ligero, libre... humano... en una honestidad que abraza mi vulnerabilidad... que la hace vida y se vuelve bella.
Y esto mismo puedo ofrecerte....
Y podremos encontrarnos más allá de las máscaras... más acá en la vida.
Así que aquí estoy, sí...
Aprendiendo a sentir... y en ello a vivir.


(Del muro de Manu Oliver)

A los que encuentran, como Isabel. Bienvenidos. Abrazos...




viernes, 2 de octubre de 2020

HOY NO ES UN DÍA CUALQUIERA

 


"Este año que acaba de nacer me gusta mucho. Me resulta divertido, lo llamo veinte veinte a 2020. Lleva ceros, y de un tiempo a esta parte me pasa como con los ceros, pero con la palabra magia, que la tengo ahí como un runrún. Más que presentir, siento, que este recién estrenado año 2020 viene cargado de magia, de Magia Rosa, con todas las buenas vibraciones que para mí conlleva..."

Este es el comienzo de la entrada que colgué por aquí el 1 de enero del año en curso. Más que magia rosa y, visto lo visto, 2020 parece haber venido cargado de magia negra. No estuve muy fina con mi vaticinio. O sí. Todavía no ha acabado el año y nunca se sabe lo que puede ocurrir...

Curiosamente, el 22 de febrero de 2020, más o menos un mes y medio más tarde, colgué otra entrada que comenzaba de esta manera: 

"Haciendo limpieza en mi pc he encontrado este artículo. Creo es de un blog que se llama “Vigo”; de su autor/a solo se especifican las iniciales I.G.P. y se publicó el 19 de agosto de 2015. Han pasado 5 años pero es como si recién hubiera salido del horno. A veces, cuando comento con alguien que soy el blanco de conductas machistas procedentes tanto de hombres como de mujeres por elegir/ser una mujer sola desde hace más de 10 años, me miran como si acabara de bajarme de una nave espacial. Tras releer este artículo, que no recordaba, siento, sé, que hay muchas mujeres como yo. Igual de extraterrestres, raras o defectuosas por preferir la soledad, al menos, hasta que llegue alguien que merezca nuestra compañía. De la misma forma que no se hizo la miel para la boca del asno, cambiar la soledad por el mero hecho de no estar solo es, en mi opinión, una soberana necedad alimentada por el miedo de no encajar en los estereotipos de una sociedad ovejil que rechaza, cuestiona, o destierra a cualquiera que no se mueva en grupo por sistema. Pocas cosas generan tanto miedo como el miedo a esa gran Maestra que es la soledad."

La entrada se llama "La soledad". Cuando la escribí poco o nada podía imaginar que unos días más tarde viviría, viviríamos, un hecho insólito hasta el momento: la cuarentena de la población de un país entero debido a una pandemia, epidemia, o como quiera que se llame, a nivel mundial, y que la soledad sería, para bien y para mal, la protagonista por excelencia de la película de ciencia ficción que el planeta está viviendo en primera persona. 

 Cuando comenzó el aislamiento escuché a alguien decir que esta situación sacaría lo mejor del ser humano, pero mucho me temo que tuvo el mismo tino que yo cuando auguré que 2020 sería un año cargado de magia rosa. No solo no ha sacado lo mejor del ser humano, al menos en general, sino que está siendo un escenario por el que está desfilando todo tipo de cochambre. Y no solo política, que los políticos son muy socorridos para volcar culpas, sino de personas anónimas que están dejando al descubierto, si acaso no era evidente, la verdadera pasta de la que están hechas.

En mi soledad he visto cosas muy claras que no son verdad. Como que hasta hace poco sobrevaloraba la amistad con la desacertada creencia de que algunas personas compartían la premisa de que amigo es familia, de la misma manera que lo es un perro, un gato, un vecino, o cualquiera que no comparta con uno ADN pero sí intereses como el cariño, la lealtad, el cuidado, o el tener en cuenta, por ejemplo.

Afortunadamente la amistad de algunas personas es de las pocas cosas que tenía sobrevalorada, después del trabajo personal emprendido de unos años a esta parte, que no acaba nunca, y en el que el desapego es una asignatura clave para la evolución; aunque debo admitir que desde hace mucho hasta ahora aparecen desconocidos que son como ángeles, aparecen y desaparecen para dejar sitio a otros, y así sucesivamente.

 Hoy ya es mi cumpleaños. Tal día como este recién estrenado 2 de octubre llegué al mundo hace unos cuantos años. Si algo he aprendido desde entonces hasta llegar a estos momentos de incertidumbre generalizada, es que nacemos solos, morimos solos, y que todo lo demás es un regalo. Que la soledad también es un regalo, que para apreciarla se requiere mucho entrenamiento, y que las personas que hemos llegado a este nivel de comprensión somos regalos dignos de ser amados.

 Bueno... y que hoy no es un día cualquiera, que hoy es un Día de mi Vida.

Feliz cumplevida, Amanda...





sábado, 18 de julio de 2020

EL MISÁNTROPO PORCULERO (EL SHOW DE AMANDA V)





Es media noche. Me voy a la cama. Hace un calor insufrible. Pongo el ventilador junto al ventanal para que remueva el aireoloquesea. Me gusta mi cuarto; es espartano, alegre y coqueto. Apilados sobre la mesita de noche me esperan ilusionados por contar su historia, cinco títulos de cinco escritores. Dos de esos libros me los han dedicado en persona sus respectivos creadores. Otro, ya me gustaría, siquiera, conocer a su autor. Con los dos que faltan para completar el quinteto tendría un serio problema si me los hubieran dedicado. No tengo claro con cual de ellos dormiré esta noche. “La conjura de los necios” lleva en mi mesita más años de los que tiene mi perro. Ya no me siento culpable por no haberlo acabado, la culpa es de la editorial por imprimirlo con esas letras como puntas de alfiler que, cuando llevo leídas tres páginas, propician que me duerma de pura fatiga, aunque con una sonrisa; se ha convertido en una especie de libro-pareja, con la diferencia de que él siempre está ahí, como mi perro. Otro candidato a ser acariciado por mis ojos esta noche ardiente (y no de pasión, precisamente) es “Hojas de hierba”, aunque me temo que esta noche no tengo el chichi para Walt Whitman, por mucho que el libro esté casi acabado. En “A propósito de nada” he buceado por sus primeras 20 páginas. Lo que llevo leído me parece brillante, como su autor. Mi relación con Woody Allen empezó cuando yo tenía catorce años; que cada uno interprete lo que le plazca. Luego está “El cerdo”, de Juan Manuel Sainz Peña. Con sus comillas y su coma. He leído casi la mitad. Juan Manuel me lo regaló y dedicó en persona - todo un detalle por su parte - por un extraño sueño que tuve. El recién llegado a mi mesita de noche es “El sueño de la sardina” de mi amigo Evaristo Montaño Corral.

 “Para mi amiga Amanda. Estos son mis sueños de día y mis sueños de noche. Espero que te gusten estas locuras… Y que el próximo sea el tuyo”,

reza en la segunda página, justo debajo de su nombre, sobre el que descansa el título. Ojalá el próximo sea el mío, Evaristo; con un poco de ayuda lo acabaría en un pispás. Todo se andará.

El caso es que esta noche, además de calor tengo hambre. Un apetito atrasado y voraz de besos, de abrazos, de risas. De todo junto. Tras un breve barrido visual sobre la pila de libros me decanto por “El sueño de la sardina”. Mi amigo Evaristo es un tipo bastante peculiar, además de un misántropo de nacimiento, convencido, empedernido y recalcitrante, como el burro que fue en una vida anterior. Nada que ver conmigo. Mi misantropía, todavía incipiente, viene a ser el resultado de lidiar durante años con una fauna humana que no me ha dejado otra alternativa, y que se afianza conforme se van sucediendo los años y los acontecimientos que contemplo cada día, ojiplática. Además, su libro es pequeño, ligero, y está formado por una serie de relatos cortos y con letras grandes. Justo lo que necesito.
Está decidido. Abro el libro. Sonrío mientras leo el “Prólogo al osado lector”, y también durante “Autorretrato”. No puedo parar de leer; es lo que tienen los libros de letras grandes: además de entretenidos no te tumba el agotamiento por descifrar letras diminutas. Dos relatos cortos más tarde me adentro en “Diletantes, domingueros, paseantes, elucubraciones playeras”. Y entonces lo veo. Y suelto una carcajada. Y luego otra, y otra. Me meo. La risa continua durante las seis páginas del relato. Qué bien sienta reírse, me digo. Después de dar buena cuenta de cinco o seis relatitos más, justo cuando estoy a punto de aparcar el libro para adentrarme en el mundo de los sueños con el regusto de unas buenas risas, llego hasta “El misántropo porculero”. La palabra mágica. Decido dar cuenta de las dos páginas que dura y así poner el broche a esta noche en la que, sin comerlo ni beberlo, me he encontrado con un librito que contiene dos capítulos como un combinado de “Wilt” (Tom Sharpe), el propio personaje de “Ignatius” (Jonh Kennedy Toole), Eduardo Mendoza y, por qué no, el mismísimo Woody Allen. Qué pechá de reír…
Me apetece compartir este capítulo especialmente. Qué bueno la gente que escribe sin miedo, que no tiene miedo a escribir, miedo a SER, miedo al qué dirán, qué bueno la gente que no escribe para gustar sino por el placer de escribir. Qué bueno, en definitiva, encontrarse de vez en cuando con misántropos como Evaristo. Después de este pensamiento, dejo el librito encima del resto, apago la luz, y cierro los ojos, feliz porque todavía me queda la mitad, y porque mi hambre de risa se ha visto saciada. Los abrazos y los besos, llegarán.


EL MISÁNTROPO PORCULERO

La humanidad es detestable. Un rebaño de borregos sin libre albedrío. Los odio. Cuando era más joven, más tímido y menos sabio expresaba mi misantropía de maneral sutil: arañaba con el tenedor el plato sin querer-queriendo en los restaurantes, o con la uña mientras escribía en la pizarra del colegio. Conectaba durante solo tres segundos a todo volumen y a altas horas de la madrugada el equipo de música, no cedía el asiento a los jubilados ni a las embarazadas en el autobús, me limpiaba cuidadosamente los dientes en los bares con un palillo y luego volvía a introducirlo en su correspondiente cajita y, sobre todo, disfrutaba enormemente chupando limones delante de los cornetas de las bandas de la Semana Santa. Estas y otras inocentes maniobras me provocaban un agradable regustillo de satisfacción. Ahora, descargo mi frustración contra ellos de otra manera, de forma más reconcentrada, pero igual de sibilina: no tengo la más mínima habilidad musical, pero me encanta tocar el acordeón. Como ya se podrá figurar, estúpido lector, cuando lo toco es como si hubiera metido dentro del instrumento un gato y lo estuviera estrujando mal acompasadamente. Por eso, las mañanitas de domingo, cojo mi arma de destrucción masiva y voy por las terrazas de los bares de moda regalando “música” por doquier. Cuando veo que a alguien le molesta especialmente, me acerco e intento hacerlo lo mejor que puedo (un sonido verdaderamente horrible). La primera persona agredida intenta con amabilidad darme dinero para que me vaya con la música  - o lo que sea –  a otra parte, pero yo, con gentiliza, se lo rechazo y le digo con gesto ofendido: “gracias, señor, pero no me interesa el dinero, mi arte es puro y gratuito”. Y allí me quedo, perpetrando un rato más hasta que noto ese punto en el individuo en que de la desesperación se pasa a la agresividad. Entonces con un “muchas gracias por su atención” me voy y elijo a mi próxima víctima. Que os jodan.

Voveré.




El Diario de Amanda Flores. Todos los derechos reservados.All rights reserved.

domingo, 14 de junio de 2020

A PROPÓSITO DEL CÁNCER




 Con todos mis respetos, insisto, con todos mis respetos, ya que hace cosa de un año hubo quien se sintió aludido/a y ofendido/a por una opinión, forma de pensar o dolor que expresé en una red social cuando falleció una compañera de colegio de la niñez, después de lucharlo mucho con el cáncer. Pasó que, en una página que creé en Facebook para esas antiguas compañeras con el fin de reunirnos algún día (y que no tuvo mayor trascendencia), durante el tiempo que duró mi larguísima convalecencia-confinamiento, algunas se limitaron a poner un "D.E.P." cuando leyeron que esa compañera, esa persona con la que habían crecido, había pasado por semejante trance y terminado su ciclo vital. Se me ocurrió, por aquello de la desmesurada empatía que manejamos algunos, que era yo la que se había ido a criar malvas y que era a mí a quien dedicaron el socorrido "Descanse en paz" y punto, mientras, quién sabe, leían las notificaciones de Facebook, en el curro, cagando, comiendo, o charlando con cualquiera de cosas banales,  personas con las que había crecido y compartido ese pilar tan importante como es la niñez y adolescencia. Manifesté mi contrariedad aduciendo que me parecía de poca sensibilidad poner un "D.E.P." a secas en una red social como despedida de, no solo una compañera de juegos, estudios o "fechorías" en aquel colegio de monjas, sino de alguien que pasó por una experiencia inenarrable como la que supone padecer y, digo bien, "padecer" cáncer. Hubo quien se molestó tanto porque expresé mi sentir que, después de décadas de lo que yo creía amistad, dejó de hablarme y hasta hoy; no me aceptaba tal y como soy, y a estas alturas de la película vivir en coherencia conmigo misma es innegociable para mí. Allá cada uno con su manera de pensar, yo sigo siendo fiel a la mía. Como decía al principio, con todos mis respetos, insisto, "con todos mis respetos" por si alguien se me ofende, he visto aparecer en Facebook después de una tregua temporal de lazos rosa o copia y pega referidos al cáncer, un texto que dice lo siguiente:


"La mayoría no, pero mi Familia y mis verdaderos Amigos lo harán. En honor a alguien que lucha contra el Cáncer o al que perdió la batalla . . 🎗️
Copia & Pega 💛"

Lo he visto en el muro de personas a las que profeso un profundo cariño, bellísimas personas que, de una u otra forma, han estado junto a quienes han vivido la experiencia del cáncer. También lo he visto en el muro de otras personas que, en lo que a mí respecta, más allá de dedicarme algún florido comentario - en algún post que colgué durante mi proceso - como si hubieran  estado conmigo a pie de cama, jamás se preocuparon, visitaron u ofrecieron su compañía, ni siquiera telefónicamente, cuando tanto lo necesité. Desde aquí les doy las gracias porque eso me ayudó a conocerlas mejor y a reconocer el favor que me hizo su no presencia.
En las últimas semanas, casi a diario, han fallecido algunas personas, conocidas o anónimas, que no han logrado superar al bicho... Ojalá no me afectara tanto, pero me afecta profundamente ver cómo se van quedando por el camino y estoy muy sensible y preocupada con este tema, sobre todo, por la situación novedosa que estamos viviendo con el covid-19, en la que están tratando telemáticamente situaciones que, a mi modo de entender, deberían ser presenciales y, que mucho me temo, van a dejar más víctimas por el camino que el propio virus. Yo creo que no se puede o no se debe hacer una revisión por teléfono a un paciente que ha tenido cáncer, o un problema de vesícula, digestivo, ginecológico o de próstata, es un suponer. Hay cosas que, en mi humilde opinión, merecen ser tratadas in situ pero, sobre todo, ser tratadas con un mínimo de respeto. Como el cáncer. A algunas personas que ponen en sus muros de Facebook textos tipo:

"La mayoría no, pero mi Familia y mis verdaderos amigos lo harán. En honor a alguien que lucha contra el Cáncer o al que perdió la batalla... (lacito rosa) Copia y pega (corazón amarillo)"

me gustaría decirles que la familia son los verdaderos amigos, los que sín ningún tipo de vínculo de sangre están a tu lado, los que te aceptan como eres y a pesar de cómo eres, los que no copian y pegan un texto en una red social, sino que te dedican el tiempo que pueden cuando más lo necesitas, los que te ayudan de verdad, en secreto, sin tanto bombo... También me gustaría decirles que no solo existen quienes están luchando contra el cáncer o quienes han perdido la batalla, sino que existimos los que hemos sobrevivido, algunos, contra todo pronóstico, y que me parece una tremenda falta de respeto la ligereza con la que muchos (ojo, no todos) se toman el tema del cáncer y "su manera de ayudar" al respecto.
Aprovecho para enviar un fuerte abrazo a los que nos queremos y respetamos tal y como somos.
La foto de la cabecera se la dedico especialmente a quienes están atravesando por la experiencia del cáncer. No tenéis que alcanzar las expectativas del resto, ni mostraros fuertes, débiles, felices, tristes o de cualquier otra manera. No tenéis que demostrar nada a nadie, solo cuidaros mucho y dejaros guiar por vuestra intuición y vuestro corazón. Ellos nunca se equivocan. Y a los que os dicen lo que tenéis que hacer como si fueran expertos en el tema, les podéis sugerir, a propósito del cáncer, que no digan, que hagan. Y sobre todo, que no den pasos, sino que dejen huella.

 Salud y Suerte 😉



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domingo, 29 de marzo de 2020

RESENTIDOS




Hoy es 21 de marzo. Hace justo una semana que el presidente del gobierno decretó el estado de alarma en España. Esta mañana, de vuelta de la farmacia, he reparado que la papelería de enfrente estaba abierta. También la panadería de la esquina. Hasta hoy no me había percatado. Algunas mañanas recorro los 300 metros desde casa hasta la farmacia, el límite invisible que me he autoimpuesto; el tiempo justo para que mi perrito haga sus cosas y volver a casa rápidamente. Hago malabares para no tocar la puerta de entrada del edificio, ni el ascensor, ni nada, aunque llevo puestos guantes y mascarilla. Los guantes me los ha regalado una Amiga. Las mascarillas las tenía desde hace un lustro, donde las medicinas, de cuando me las daban en el hospital durante mi proceso de cáncer y neutropenia. Quedaban tres en la caja. Una buena amiga me compra alguna vez alguna cosilla en el súper mercado. También se han ofrecido otras personas a comprar algo si lo necesito. Entre todos nos ayudamos como podemos. De eso se trata.
 Esta situación de “confinamiento” no es nueva para mí, excepto porque ahora tengo un compañerito de camino y mi vida no pende de un hilo (o puede que sí, visto lo visto). En 2013 estuve “confinada” entre mi casa y el hospital; lo peor duró casi dos años. Desde entonces me he quedado con lo mejor de lo que había y con lo bueno que va apareciendo. Ahora soy más feliz, quizás, porque lo primero que aprendí durante mi anterior aislamiento es que la muerte forma parte de la vida, y también, porque se me ha dado la oportunidad de tomar consciencia de la mala y de la buena gente.
Hoy tengo los sentimientos a flor de piel. De regreso de la farmacia con mi perrito paso por delante de la papelería, saludo a su propietaria y le doy las Gracias por estar ahí. También paso por la panadería y, desde fuera, le digo a su propietaria que Gracias por estar ahí. Ella me regala una sonrisa y un “hacemos lo que podemos”. En ese punto no puedo evitar emocionarme y, al despedirme de ella, ya llevo las gafas empañadas, la mascarilla empapada de lágrimas que no puedo secar, y de  mocos que no puedo limpiar porque en una mano enguantada llevo al perro, y en la otra, la compra de la farmacia, así que cuando le digo Gracias por tu trabajo a la empleada de correos que pasa por la acera a un metro de mí empujando su carrito, mi aspecto debe de ser bastante lamentable, la verdad, y el llanto, incontenible, me hace resoplar dentro de la mascarilla - como si estuviera hiperventilando - empapada de lágrimas, mocos y de la humedad del vaho de las gafas que descansan sobre mi hocico tapado con el antifaz quirúrgico. Un poema.
 Lo que empezó en China, eso que veíamos tan lejano como China, ya está aquí, y se está llevando por delante a miles de personas en todo el mundo. Tengo mis dudas sobre si esta experiencia hará despertar a más de uno ya que la gente tiene un ansia muy grande de pasar el tiempo haciendo cosas sin parar, como si no se enteraran de que hacer nada también es hacer algo. A lo mejor este confinamiento nos lo ha impuesto el Universo para, justamente, PARAR. Parece que nos está diciendo: A ver, ahora, todos separados, a distancia, cada uno a su casa. Nada de salir, ni de reuniones, ni de besos ni de abrazos, nada de relacionarse… Chispa más o menos lo que la mayoría de la sociedad viene haciendo con una tecnología ab-usada que en vez de unir nos ha separado tanto...  Hoy estoy muy  triste. Por todo lo que esta situación conlleva y por la impotencia que está generando en muchas personas. Por muchos motivos: falta de material sanitario, no poder despedir a sus muertos, gente dependiente sola…
 No veas los memes sobre el coronavirus y las risas que nos echábamos al principio; que si jijí, que si jojó, cuando nadie podía ni imaginar que nos enfrentábamos a una pandemia como en las películas de ciencia ficción, solo que ahora es real. Algunos chistes en su justa medida tienen gracia. Hasta que el gracioso de turno no solo obvia lo que ocurre, sino que se vuelve cansino por su  mal gusto. A una conocida que vive fuera de España la tuve que frenar el día 13 de marzo enviándole dos  mensajes de audio, con tos incluida, y con fotografías y enlaces de periódicos locales donde le daba toda suerte de detalles de lo que estaba pasando aquí. Al día siguiente, el día 14, volvió a enviarme otro WhatsApp innecesario y, con mucha delicadeza, le contesté con otro mensaje que retrataba la cruda realidad del lugar donde nació y del que emigró hace años. Me respondió con un enlace de Jesús Candel, Spiriman, como si hubiera descubierto América, y a partir de ahí decidí ignorarla. En realidad era con su marido con quien intercambiaba impresiones alguna vez a través de su blog, que es un blog familiar (son una pareja que carece de entidad propia como individuos). Dejé de leer las crónicas blogueras del que yo creía amigo, porque además de criticar a pico y pala lo que estaba pasando en España durante la crisis, llegando a veces al ensañamiento, colgaban videos que me parecían bastante chorras: el restaurante donde estaban cenando y brindando (siempre con el mismo registro), el video de la reforma, paso a paso, de su casa, el día que probaron su nuevo dron, su cocina de diseño, y cosas asín de transcendentales. Respeto la vida de cada sujeto, allá cada uno con lo que cuelga, por eso no dejaba de tenerle cierta consideración por su trayectoria profesional en la medicina. Pero estas situaciones sacan lo mejor y lo peor de las personas. Y ahora que lo pienso también sacan su lado oculto. El mismo  que tratan de disimular detrás de una vida- escaparate. En estas situaciones, patinan, y dejan al descubierto lo que realmente son. No sé, no le veía como a otros médicos. En general, siento una profunda admiración por ese oficio, pero por aquí me he encontrado a pocos de ese gremio ataviados con vaqueros rotos desgastados y piercings en las orejas como gasta él. El disfraz perfecto para un aburguesado rojo de salón, resentido con el país del que emigró y en el que le gustaría vivir con el nivel de vida que tiene en su actual patria, que exhibe a todo el mundo como ejemplo de sociedad perfecta. Lástima que no tenga nuestro sol, nuestra luz, ni nuestra chispa, será por eso que en cuanto tienen una semana de vacaciones se vienen para acá como cohetes, con sus modelitos y aparejos de paddel, y su agenda compartida repleta de citas deportivas en clubes elitistas  acorde con sus gustos de nuevos ricos que aparentan ser gente normal.
El caso es que el día 21 de marzo, cuando comencé a escribir esta entrada (interrumpida hasta ahora por mi salud), recibo un tempranero mensaje de Whatsapp. Lo miro y lo envía el conocido de hace 40 años, el mismo que emigró de España hace más de diez. Hace mucho que no recibo noticias de él (de su mujer sí, hasta que le puse el freno). No dice nada; ni buenos días, sigues con tos, cómo lo llevas, o por ahí te pudras. Nada. Solo un video. Lo pongo, y en el video aparece con subtítulos en español el discurso que el rey de Holanda ha enviado a sus súbditos, entre los que tienen el orgullo de (querer) encontrarse ellos. El discurso completo. Justo a los dos o tres días del discurso de nuestro rey Felipe. Y yo, todavía tratando de encajar el momento coronavirus que vivimos y respetando las opiniones ajenas, le respondo que buenos días, que qué tal, que si bueno, nuestro rey no estuvo a la altura, que si en Madrid está el epicentro de la pandemia, que si, que si… hasta que me percato de que, mejor que yo, que nadie en España, sabe él lo que ocurre aquí, porque se pasa la vida indagando en lo que aquí acontece para poder meter la puya. A todo los whatsapps que le he enviado tras recibir su video solo responde “Besos”, y yo le digo que me tengo que marchar a bajar a mi perrito. Entonces, sola en el parque, sin coches, sin gente, con mascarilla, con guantes, y deseando que el perro cague las tres veces que suele cagar y que mee todo lo que pueda, que hasta la noche no vuelve a salir a hacer un pipí exprés, entonces, me da por preguntarme, que en la situación tan indescriptible que estamos atravesando, qué cojones hace este tipo enviándome ese video. No le encuentro sentido. Y cuando vuelvo a casa, al estilo que ellos usan, grabo por primera vez un video que les envío y en donde les digo todo lo que pienso; que no son mis amigos, que nunca lo han sido ni demostrado, que no merecen mi amistad, que aprovechen estos momentos para hacer un ejercicio de introspección, a ser posible individualmente (no lo creo posible), que a lo mejor se llevan una sorpresa con lo que encuentran, que solidaridad desde luego no, y acabo llorando porque no entiendo como la gente puede ser tan poco solidaria ni empática, por decirlo suavemente. Ya de noche se me ocurre la palabra RESENTIDO, e incluso llego a pensar en Metemierda. Pero la palabra clave la ha puesto hoy, 28 de Marzo (una semana después de comenzar a escribir esta entrada) Antonio Costa, primer ministro de Portugal: RE-PUG-NAN-TE, así, silabeando la palabra, respondió al primer ministro neerlandés por el comportamiento que ha tenido para con España, haciendo leña del árbol caído, como si ellos fueran inmunes al coronavirus. En vez de tacharnos de derrochones o manirrotos debería de tomar nota del comportamiento que tiene España con sus mayores y aprender un poquito de eso y de otras muchas cosas.
Qué bien habéis aprendido de vuestra nueva patria aquello de “Donde fueres haz lo que vieres”. Me quedé corta en el video cuando os llamé insolidarios. Menos mal que después de la repelente parrafada que me escribiste (tipo plantilla de los simposios de cinco estrellas a los que te invitan), en la que utilizando mi confianza como arma arrojadiza me invitaste a que me fuera a mi psicólogo para que me diera un diagnóstico (¿?), me dio tiempo, antes de bloquearte, a enviarte un Vete a cagar, que no llega al RE-PUG-NAN-TE de Antonio Costa pero que me dejó como Dios. Vete a cagar. Que aquí andamos muy re-sentidos, pero de sentir lo que está ocurriendo y de ver cómo se dejan la vida en ello los sanitarios, no de mala ostia ni resentimiento como el tuyo. 
Holanda no ingresará en hospitales ni a ancianos ni a débiles con coronavirus, eso dicen los diarios digitales, así que el cómputo de infectados, fallecidos, y altas será bastante diferente al de España, que sí atiende a personas mayores o vulnerables. Eso no nos hace peores ni mejores, pero tampoco la diana de ensañamientos. Ahora con quien hay que luchar es con el virus, luego, ya veremos. Esto es una carrera de fondo y por aquí estamos muy curtidos en infortunios. A lo mejor cuando todo acabe más de uno se lleva una sorpresa.
Que Dios reparta suerte, sobre todo, a la gente mayor y débil de vuestra nueva patria. La van a necesitar.


(A todas las enfermeras/os, auxiliares de clínica, personal de cocina, médicos, limpiadoras, celadores, carteros, cajeros y personal de supermercados, camioneros, agricultores, cuerpos de seguridad del estado, y a todas las personas que, en estos difíciles momentos, están trabajando dándolo todo por los demás. GRACIAS.




sábado, 22 de febrero de 2020

LA SOLEDAD

Haciendo limpieza en mi pc he encontrado este artículo. Creo es de un blog que se llama “Vigo”; de su autor/a solo se especifican las iniciales I.G.P. y se publicó el 19 de agosto de 2015. Han pasado 5 años pero es como si recién hubiera salido del horno. A veces, cuando comento con alguien que soy el blanco de conductas machistas procedentes tanto de hombres como de mujeres por elegir/ser una mujer sola desde hace más de 10 años, me miran como si acabara de bajarme de una nave espacial. Tras releer este artículo, que no recordaba, siento, sé, que hay muchas mujeres como yo. Igual de extraterrestres, raras o defectuosas por preferir la soledad, al menos, hasta que llegue alguien que merezca nuestra compañía. De la misma forma que no se hizo la miel para la boca del asno, cambiar la soledad por el mero hecho de no estar solo es, en mi opinión, una soberana necedad alimentada por el miedo de no encajar en los estereotipos de una sociedad ovejil que rechaza, cuestiona, o destierra a cualquiera que no se mueva en grupo por sistema. Pocas cosas generan tanto miedo como el miedo a esa gran Maestra que es la soledad.





LA SOLEDAD, por I.G.P (19 de agosto de 2015)




Un comentario machista más entre los miles que se expresan a diario en la sociedad en la que vivimos, la misma que se educa a las generaciones que se están creciendo, y en la que la madre de Theron fue maltratada por el que fue su marido, a quien mató en defensa propia cuando intentaba agredirlas a ella y a su hija. Resulta que para mucha gente, muchísima más de la que pensamos, ser una mujer “completa” implica estar emparejada y, por supuesto, parir.
Charlize, aún encima de no tener pareja, no ha estado embarazada, ya que su hijo es adoptado. No sé cómo se levanta cada mañana y sale al mundo sin avergonzarse. Porque para ser una mujer “de verdad” hay que ir a comer el domingo a casa de los suegros, hay que recordarle a tu novio que se olvidó de comprar latas de zamburiñas cuando fue al súper, hay que compartir hipoteca, hay que casarse porque lleváis nueve años juntos y no sé a qué estáis esperando.
Hay que buscar a uno que tenga una posición económica desahogada para que los vecinos de tus padres den el visto bueno, hay que subirse a unos tacones de diez centímetros aunque él no se haya puesto una camisa desde que hizo la comunión, hay que llevar el pubis depilado integralmente porque en el porno que él consume está de moda esa estética, hay que estar en una forma óptima porque si no se fijará en otras más jóvenes porque todos sabemos que ellos no cumplen, rejuvenecen con el paso de los años.
Para ser una mujer “como debes” ponte en un escaparate, permite que te miren y que te juzguen, sé servicial y dócil, complace. Renuncia a tu carrera para que él triunfe en la suya, deja una relación sólo si tienes asegurada la siguiente, dedica tu vida a preocuparte por los demás, responsabilízate de tus hijos y luego de tus padres, da igual que tengas pareja o hermanos varones con quien compartirla, échatela toda a tu espalda. Luego, a los sesenta y pico, que el médico de cabecera te recete ansiolíticos y sigue tirando.
Para ser la mujer “que la mayoría espera” ni se te ocurra pararte a pensar qué quieres y qué no. No pases todo el tiempo que necesites sola, ni vivas sola, ni viajes sola, ni vayas a un concierto sola. No practiques sexo con quien te apetezca, ni te masturbes, ni le expliques a tu amante qué, cómo y cuándo lo quieres. Deja de estudiar y de leer hasta la extenuación.
Procura no pasarte de copas hasta las 8 de la mañana de un sábado cualquiera. No mandes a la mierda cuando creas oportuno, ni digas claro lo que opinas, ni contestes con un “a ti qué te importa” cuando te pregunten si quieres ser madre. Regala explicaciones.
Para ser una “mujer” no te conozcas a ti misma, espera a que venga un príncipe desteñido a rescatarte de tus inseguridades, escucha sin inmutarte “pues aún tienes buen cuerpo para tu edad”, dicho por el doble de David Gandy, por supuesto. Deja que tu pareja te recuerde que es más inteligente que tú porque hace veinte años estudió no sé qué cosa relacionada con informática, pero no tiene ni idea de quién fue Joseph L. Mankiewicz, ni leyó un libro de ensayo y los Reyes Católicos le suenan a personajes de «Juego de Tronos» porque él ve series, lo de ir al teatro ya lo lleva peor.
No te valores como ser individual, ni asumas que naces y mueres sola. Resulta que sólo cuando dedicas tiempo a formarte como persona y a pensar por ti misma logras relacionarte con los demás, sean de uno u otro género, de igual a igual. De esta forma, acabas por no permitir ni una sola gilipollez como la que se dice sobre Theron.
Parece que ella es de esta opinión porque las mismas crónicas cuentan que Sean Penn todavía espera una respuesta a su petición de perdón después de serle infiel. Igual es que ella ha decidido no malgastar su vida en aparentar y deja que las meadas fuera de tiesto de ese señor las limpien otros. O él mismo.

Aquí acaba este estupendo artículo, aunque, mucho me temo, que no termina la historia de la que habla. Tal vez algún día...

Hasta pronto.


sábado, 8 de febrero de 2020

BRAGAS TRISTES


Todo kit de supervivencia debería incluir la risa y también la música. Yo he llorado mucho. Luego me he reído tanto como he llorado, por eso sigo viva. La felicidad coexiste con la tristeza de la misma forma que la riqueza se da  porque existe la pobreza. Tener sentido del humor es sinónimo de inteligencia. Las mentes más brillantes se ríen. La risa puede ser un arma letal contra quienes te quieren ver llorar, sobre todo, si tienes la habilidad de reírte haciendo lo que te sale del papo sin que tu opresor se dé ni cuenta. Y si encima tienes el arte de hacer partícipe de tu pensamiento a quienes sienten como tú, la risa acaba convirtiéndose en la re- evolución más potente.

Como ejemplo de mente Brillante se me ocurre el de Luís García Berlanga (1921-2010). Películas como “Bienvenido Mr Marshall" (1952) premiada en el festival de Cannes, “Plácido” (1961) donde denuncia la hipocresía social de la época y nominada al Oscar como película extranjera, o mi favorita, “El verdugo” (1963), premio a la Crítica en el Festival de Venecia, se saltaron, nunca mejor dicho, a la torera, la censura de la época que nos tocó vivir en España durante cuarenta años de dictadura. “Calabuch”, “Todos a la cárcel”, “La vaquilla” y muchas películas más que hicieron las delicias del espectador se rodaron cuando finalizó la época de la censura. En el festival de Karloy Vary, Luís García Berlanga fue premiado como uno de los diez cineastas más relevantes del mundo. Berlanguiana hasta la médula, me quito el sombrero ante el Genio que hizo reír a la manera de la época, haciendo pensar a unos pocos muchos, dando un baño de realidad, mordacidad, ternura y talento. Sin armas, sin sangre, sin gritos, solo con la risa. La ironía puede llevar a cabo el alzamiento de miles de almas haciéndolas pensar a través de mensajes encriptados en la risa. Ya veremos lo que nos depara el 12 de junio de 2021, fecha en la que se abrirá el legado que depositó el Genio Berlanga en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes (antigua cámara acorazada de la sede central del Instituto).

Hace unas semanas un amigo virtual de la red social donde cuelgo mis ocurrencias y las entradas de mi blog, compartió un artículo que me atrapó. Se trataba de Chico Buarque, nacido en Brasil el 19 de junio de 1944, al que solo conocía por su música brasileña, de la que no entendía nada porque no sé portugués.
 Había una canción especial para mí: “A pesar de Vocé tenía la magia de atraparme y arrancarme emociones con las que me ponía a bailar de puro placer en mi casa cuando nadie me veía… me transportaba a playas de arena blanca y aguas turquesas donde yo bailaba al ritmo del carnaval de Brasil, donde no existía la oscura realidad que me tocó vivir durante muchos años hasta que dije BASTA. No entendía su letra, solo sabía que escucharla me llenaba de alegría y, sobre todo, de ESPERANZA.
El caso es que Chico Buarque no solo es cantante, sino poeta, guitarrista, compositor, dramaturgo y novelista, al que en mayo de 2019 se le concedió el premio Camoes. Buarque es uno de los más conocidos representantes de la llamada Música Popular Brasileña con un bagaje de más de cinco décadas. Es escritor de novelas, poesías, cuentos y obras de teatro. En casi todas las imágenes que he visto de él, además de ser un bellezón, casi siempre sale sonriendo con la boca y con sus ojos, tal vez, como un guiño de su militancia y compromiso social desde el contenido de sus obras. Tras el golpe militar en 1964, Buarque escribía sobre la situación evitando la censura utilizando analogías crípticas, juegos de palabras y su impresionante sonrisa. Fue arrestado en 1968 por su militancia y exiliado un año más tarde. Regresó a Brasil para continuar, desde su arte, su militancia contra la dictadura. Y fue durante los 70 cuando escribió la canción que me alegraba y daba esperanza, aun sin entenderla. “A pesar de Vocé” burló la censura y se convirtió en un himno de las luchas contra el régimen. Después de vender más de 100.000 copias la canción fue censurada y las copias que quedaban, retiradas del mercado. Podría continuar escribiendo durante horas sobre Chico Buarque y relatar todo el rosario de premios que ha obtenido a lo largo de su trayectoria como artista y, sobre todo, como persona, pero me quedo con que, por su alegría, inteligencia, genialidad y brillantez fue capaz de llegar a las masas con una canción que muestra lo terrible del estado totalitario de Brasil en esos años. Cuando todo estaba prohibido, a la censura se le pasó prohibir esta canción porque no la entendían. Dijo BASTA y fue un aliciente para su país. Todo, con una canción...



 El Premio Camões que Buarque recibió el año pasado es un premio instituido en 1989 por los gobiernos de Brasil y de Portugal. Es el principal premio literario destinado a los autores que, por el conjunto de su obra, hayan aportado al enriquecimiento del patrimonio literario y cultural de la lengua portuguesa. La entrega del premio se alterna anualmente entre Brasil y Portugal. Entre otras figuras destacadas que lo ganaron se encuentran los escritores Jorge Amado y José Saramago.
Sí... yo le estoy muy agradecida a la risa. La risa me ha salvado la vida. Cuando alcanzas la guapeza de convertir la tragedia en comedia, sin duda, se produce la Sanación. Hace unos días, en las noticias se informó del asesinato de otra mujer a manos de su torturador secreto. Entre las virtudes de la víctima el locutor resaltaba que nunca denunció a su verdugo y que en sus redes sociales ponía mensajes tipo llevar el sufrimiento en silencio como una heroicidad. Debe ser porque vivimos en una sociedad hipócrita que se lleva las manos a la cabeza mientras la gira hacia el otro lado. Pero lo que no se dice no se sabe. No siempre se han tenido las “ventajas” de hoy en día para denunciar cualquier tipo de maltrato o abuso de poder. A lo mejor no se denuncia porque muchas de esas “ventajas” están maquilladas por un pseudo feminismo que se abandera para ganar votos. Al final todo lo envuelve la política. A veces, deberíamos recurrir a la lógica para comprender que nuestro miedo empodera al opresor. Callar, a menudo, no es algo meritorio. A veces hay demasiado miedo para tan poco peligro y, aunque guardar silencio en el momento oportuno es una virtud, también hay que estar preparado para gritarle a los cuatro vientos la verdad, y reírse en la cara del menda sin que ni siquiera se dé cuenta. Para eso tenemos grandes Maestros como B&B, (Berlanga y Buarque), es un suponer.
 Más de uno se llevaría una sorpresa de lo que se puede conseguir con reírse del miedo que trata de provocar un opresor, del tipo que sea, porque de esa forma queda al descubierto su cobardía y salen a la luz pusilánimes, acomplejados, patanes, torpes, cornudos, ignorantes, aprovechados, narcisistas, mentirosos compulsivos, estafadores, oscuros, grises, sin ingenio, horteras, falsos, a los que desde hace tiempo solo se me ocurre calificar como “Bragas Tristes”.
Sí... yo hoy, más que nunca, le estoy muy agradecida a la risa. Ya no empleo palabras mal sonantes para lo que no solo no vale la pena, sino que provoca la risa. A borbotones, a carcajadas, por haber sobrevivido a tanta cochambre. A pesar de vocé, sigo aquí. Que le den a todos los Bragas Tristes. Disfrazados,  que vegetan en vez de vivir, en este, ahora sí, maravilloso mundo. Gracias, amigo, por mostrarme en el artículo que colgaste, no solo la cara desconocida para mí de Chico Buarque, sino que la canción que yo bailaba sin comprender el significado de su letra es un himno a la Esperanza, la brillantez y a la alegría. Un himno que hoy me apetece compartir con todo el mundo.

A PESAR DE VOCÉ  (A PESAR DE USTED)


Mañana va a ser otro día...
Hoy es usted el que manda, lo dijo, está dicho, es sin discusión, ¿no?

Toda mi gente hoy anda hablando bajito mirando el rincón, ¿vio?

Usted que inventó ese estado e inventó inventar toda la oscuridad

Usted que inventó el pecado, se olvidó de inventar el perdón.

A pesar de usted mañana ha de ser otro día

Yo quisiera saber dónde se va a esconder de esa enorme alegría

Cómo le va a prohibir a ese gallo insistir en cantar

Agua nueva brotando y la gente amándose sin parar

Cuando llegue ese momento, todo mi sufrimiento cobraré, seguro, lo juro

Todo ese amor reprimido, ese grito mordido, esa samba en lo oscuro.

Usted que inventó la tristeza, tenga hoy la fineza de desinventar

Usted va a pagar, doblemente pagada cada lágrima brotada desde mi penar.

A pesar de usted mañana ha de ser otro día

Todavía pago por ver el jardín florecer como usted no quería

Cuánto se va a amargar viendo el día asomar sin pedirle licencia

¡Cómo voy a reír! que ese día ha de venir antes de lo que usted piensa.

A pesar de usted mañana ha de ser otro día

Tendrá entonces que ver al día renacer derramando poesía

Cómo se va a explicar ver el cielo clarear de repente, impunemente

Cómo va a silenciar nuestro coro al cantarle bien de frente

A pesar de usted, mañana ha de ser otro día

Usted va a quedar mal, sin poder deleitar... laraia lalala...


- Chico Buarque 





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