sábado, 19 de noviembre de 2022

ADIÓS, PERRITO, ADIÓS...

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Esta entrada la escribí en noviembre de 2022, pero la dejé en borrador. Ahora me siento con fuerzas como para verla publicada. Nunca es tarde...


Querido diario:

“No constaban denuncias previas” o “La víctima no había denunciado con anterioridad” son algunos de los titulares que encabezan las noticias cuando en los medios de comunicación se aborda que alguien, normalmente una mujer, ha sido eliminada del planeta por alguien que se corresponde a lo que habitualmente se conoce como una pareja en cualquiera de sus acepciones.

Matar a una persona, a una mujer, antes, durante o después de una relación consolidada con los años en raras ocasiones es fruto del impulso de alguien que decide acabar con su existencia. Ni tampoco es un acto, a simple vista, con un solo culpable: la mayoría de las veces el entorno de la víctima participa consciente o inconscientemente, detrás de una ignorancia autoimpuesta, en su exterminio.

Te estarás preguntando, querido diario, qué tiene que ver todo esto con el título de esta entrada. Bueno, hace unos días leí una frase en alguna parte que decía:

 No cuentes demasiadas cosas de ti a la gente, con que sepan que te gustan el jamón y las gambas ya van bien…

Me hizo gracia, porque eso es exactamente lo que vengo haciendo de unos meses a esta parte… Solo unas cuantas personas saben que estoy siendo tratada de una depresión. De unos años hasta ahora me he dedicado a regar mis plantas con las gotas de los vasos que iba colmando. El problema es que ya no tengo plantas, me supone mucho esfuerzo cuidarlas y esta vez la gota que ha colmado el vaso se ha convertido en depresión.

Desde hace cinco meses y medio me separan físicamente 1000 kilómetros de mi amado perro. Ahora vive en el campo y puede liberar toda la energía acumulada que a mí me falta. Tiene otros amigos perrunos, gatunos, un marco incomparable de naturaleza y una persona que lo quiere y lo cuida como yo misma. Hacemos video llamadas que procuro espaciar cada vez más porque cuando cuelgo el teléfono me quedo hecha trizas. Sé que está bien: bien cuidado y bien amado, pero siete años de amor, de compañía, no se borran de la noche a la mañana.

Quienes me quieren dicen que he llevado a cabo un acto de Amor y generosidad que solo quienes conviven con un perro pueden llegar a entender. Quien no lo entienda, francamente no me importa.



Me ha sido imposible escribir algo relativo a este tema; ni siquiera he podido mirar fotos de mi perro por el dolor que me producía, pero hace unos días se activó un click en mi cerebro que me ha empujado a no corromper la verdad con el silencio. El click lo activó lo siguiente:

Nunca… la pena guardadita en casa. Solo deberíamos compartir alegrías, risas, cosas positivas…

Así jaleaba una persona un texto escrito por alguien que tiene miles de seguidores en sus redes sociales y no tiene ningún tipo de pudor en denostar a quienes considera “se mueven por la pena”. Y ahí, en el mismo saco, quien lee el texto mete la pena, la tristeza, la situación que puede atravesar cualquier persona en silencio, el dolor, la depresión; porque como digo siempre, de la vida de uno qué sabe nadie…

Cuánto daño puede llegar a hacer en estos tiempos violentos la exaltación continua de la felicidad y de apartar al que se considera que "se  mueve por la pena" (en cualquiera de sus versiones), que hay que desterrarlo de la sociedad que solo quiere implicarse en cosas alegres aunque en muchos casos no sean sino una falacia.

Las personas que escribimos tenemos una responsabilidad comunicadora y por qué no, afectiva. Hoy en día casi todo el mundo puede leer, pero no todo el mundo sabe leer; mucha gente no filtra lo que está leyendo y se lo traga con un embudo en su afán de pertenecer a una determinada tribu apartando de un manotazo todo lo que no tenga la versión feliz aceptada y acreditada por la sociedad "correcta".

“No constaban denuncias previas” o “La víctima no había denunciado con anterioridad” son, como en el Derecho Consuetudinario (conjunto de costumbres, prácticas y creencias aceptadas como normas obligatorias de la conducta de una comunidad), los epígrafes adoptados para legitimar la inocencia de la sociedad y culpar de alguna manera del crimen a la propia víctima: víctima de su verdugo, de la sociedad, del Sistema, de su entorno más cercano y sobre todo, de cobardes.

Por supuesto no estoy generalizando, no siempre es así. Hablo desde mi experiencia. No soy dios ni juez. Si lo fuera no habría sentenciado que las mentiras vertidas en la demanda que me interpuso el ser con el que estuve casada, para quitarme la pensión compensatoria que ambos consensuamos cuando nos divorciamos, le dieran la razón. Mentiras como que me estaba enriqueciendo a su costa por percibir yo una pensión de incapacidad absoluta mínima que me adjudicó un Tribunal Médico por la ristra de enfermedades limitantes e incapacitantes que conforman mi historial médico.

Un juez sentenció que con esa cantidad irrisoria yo podía vivir, pagar la hipoteca, (le dejé la casa familiar a él) gastos, todo. Un juez dictaminó que yo me estaba enriqueciendo de alguien que cuando me interpuso la demanda, después de más de un lustro del divorcio, él cobraba más de 5000 euros mensuales de salario. 

Cuando hace más de una década intenté denunciar un maltrato psicológico de manual nadie atendió mis llamadas de auxilio. Tampoco cuando quise denunciar por lo que hoy se conoce como violencia vicaria ni cuando fui a denunciar el maltrato perpetrado por mi propia hija a través de redes sociales hacia mi persona del que fue testigo y cómplice el diario digital para el que colaboraba con una columna de opinión. Ni, hasta ahora, el acoso telefónico del que vengo siendo víctima desde hace años.

Cada vez que escucho “No constaban denuncias previas” o “La víctima no había denunciado con anterioridad”, por decirlo finamente, me cago en la mentira y en la cobardía de quienes aceptan esta versión dando por hecho que la víctima no habría tratado de denunciar quién sabe cuántas veces. Cuánto daño pueden llegar a hacer frases como: Nunca… la pena guardadita en casa. Solo deberíamos compartir alegrías, risas, cosas positivas..., que pueden leer miles de personas sin criterio y que alientan a permanecer en silencio a tantas otras por no molestar, por no ser excluidas y por no encajar en un molde social del que si te sales eres considerado poco menos que  chusma.

Afortunadamente para mí, para muchas mujeres que "no han denunciado", invisibles para todos y para todo, las cosas están empezando a cambiar.

Pues bueno, la pena, el problema, la situación, querido diario, de esta mujer, te la cuento hoy porque aunque he dejado de creer en el Sistema, en la justicia y en la sociedad, no he dejado de creer en mí. Y porque  se lo debo a mi amado perro, del que después de siete años me he tenido que separar porque no tengo energía ni fondos para mantenerlo a mi lado. Porque soy vulnerable. Ser vulnerable no es vender pena, no es lo mismo que ser débil y cobarde. Es distinto. Soy vulnerable y tierna y al mismo tiempo una de las personas más fuertes y valientes que conozco.

 Adiós, perrito, adiós…



Lo siento si te he fallado, gracias por todo lo que me has dado, por esta lección de vida, porque las cicatrices enseñan pero las caricias enseñan todavía más. Gracias por el Amor, Amor del bueno que me dejas. Perdóname si alguna vez no he estado a la altura. Te quiero, hoy, mañana. Te querré toda mi vida.

 Adiós, perrito, adiós… Te deseo felicidad en tu nueva vida.




A mi amado perro 💓💓💞




4 comentarios:

  1. Hola Amanda hoy es que puedo leer este artículo tuyo al cual llegué porque encontré otro que tenía guardado sobre la fibromialgia y la alta sensibilidad en el cual me veo totalmente reflejada porque solo hace un año que descubrí que soy una persona altamente sensible y también padezco de fibromialgia desde hace algún tiempo, por estos días estoy sufriendo bastante con la enfermedad, estoy totalmente de acuerdo contigo en su relación también con todo la influencia que tiene la alta sensibilidad sobre las causas de la enfermedad y también sobre sus consecuencias y su crisis. Entonces este artículo tuyo sobre tu perrito me ha hecho llorar yo también soy muy amante de los perros y en la actualidad no puedo tener uno a causa de la propia enfermedad porque muchas veces me siento muy cansada y no tengo condiciones para atenderlo y y darle sus paseos y sus solventar sus todas sus necesidades de alimento vacunas etcétera, espero que él se encuentre bien y disfrutando su vida preciosa. Voy a tratar de leer tu libro El blog de Amanda pero ojalá encuentre cómo descargarlo gratis pues vivo en un país de mierda donde haberme hecho médico ha sido un fraude total, lástima que descubro ésto a los 53 años y con la salud bastante afectada.
    Espero también que estés mejor, ojalá yo pudiera mandar a todo el mundo a volar, estoy segura que iba a mejorar!!! Ojalá me respondas. Un abrazo y todo lo mejor para tí!!!💐

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    1. Buenos días, acabo de leer tu comentario. Desconozco tu nombre y tu país, pero te agradezco igualmente que me escribas. Hace tiempo que no entro en el blog. A veces, por esa autoexigencia que tenemos las PAS y también las personas que padecemos la fibromialgia, me censuro por no ser lo suficientemente disciplinada, pero en días como hoy soy más compasiva conmigo y me centro en todas las cosas que hago a pesar de estos inconvenientes. Es importante darnos nuestro sitio y no el que los demás nos adjudican. No somos títeres ni estamos al servicio de nadie. Me alegro muchísimo de que hayas descubierto que tienes el rasgo PAS, eso te va a ayudar muchísimo a gestionar tus emociones y a mandar a la mierda a quien te haga daño, que también es muy necesario para ayudarnos a evolucionar y no sufrir tanto ni física ni emocionalmente por todo y en especial por gente que no lo merece. Yo también estoy pasando unos días muy duros, con mucho dolor, los cambios de tiempo, de estación, los cambios bruscos de temperatura me vienen muy mal... Lo importante es aceptar y entrenar la paciencia hasta que pase, sin olvidar nunca que todo conlleva un aprendizaje: aprovecha para aprender ya que no puedes hacer otra cosa. Lamento que tampoco puedas tener un perrito, ya han pasado casi tres años y aún no he superado su ausencia, pero estoy en ello... En cuanto a que te gustaría leer mis libros y no te lo puedes permitir, voy a intentar arreglarlo... La edición en papel no la puedo bajar mucho de precio porque yo soy quien los edita, pero lo que sí voy a bajar el precio bastante ahora que me cuentas tu problema y que entiendo, es la edición e-book, así podrás leerlo... Y por último, lo de mandar a todo el mundo a volar, es cuestión de tiempo y de prioridades. Es duro, pero cuando se consigue, créeme que es maravilloso. Por favor, dime si te llega mi contestación. Te envío mucho ánimo, mucha Fuerza y mucha Luz. Adelante... Un abrazo desde España.

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    2. Se me olvidó decirte que voy a intentar colgar cosas con más frecuencia en mi blog. Hoy pondré algo ;)

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    3. Ya he bajado los precios. Tanto en e-book como en tapa blanda los he bajado el máximo que me permite Amazon. Ganaré muy poco dinero pero me compensará saber que mis libros los está leyendo gente que va a encontrar en ellos un espejo y les va ayudar a mejorar. Un fuerte abrazo.

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