sábado, 19 de noviembre de 2022

ADIÓS, PERRITO, ADIÓS...

 E





Esta entrada la escribí en noviembre de 2022, pero la dejé en borrador. Ahora me siento con fuerzas como para verla publicada. Nunca es tarde...


Querido diario:

“No constaban denuncias previas” o “La víctima no había denunciado con anterioridad” son algunos de los titulares que encabezan las noticias cuando en los medios de comunicación se aborda que alguien, normalmente una mujer, ha sido eliminada del planeta por alguien que se corresponde a lo que habitualmente se conoce como una pareja en cualquiera de sus acepciones.

Matar a una persona, a una mujer, antes, durante o después de una relación consolidada con los años en raras ocasiones es fruto del impulso de alguien que decide acabar con su existencia. Ni tampoco es un acto, a simple vista, con un solo culpable: la mayoría de las veces el entorno de la víctima participa consciente o inconscientemente, detrás de una ignorancia autoimpuesta, en su exterminio.

Te estarás preguntando, querido diario, qué tiene que ver todo esto con el título de esta entrada. Bueno, hace unos días leí una frase en alguna parte que decía:

 No cuentes demasiadas cosas de ti a la gente, con que sepan que te gustan el jamón y las gambas ya van bien…

Me hizo gracia, porque eso es exactamente lo que vengo haciendo de unos meses a esta parte… Solo unas cuantas personas saben que estoy siendo tratada de una depresión. De unos años hasta ahora me he dedicado a regar mis plantas con las gotas de los vasos que iba colmando. El problema es que ya no tengo plantas, me supone mucho esfuerzo cuidarlas y esta vez la gota que ha colmado el vaso se ha convertido en depresión.

Desde hace cinco meses y medio me separan físicamente 1000 kilómetros de mi amado perro. Ahora vive en el campo y puede liberar toda la energía acumulada que a mí me falta. Tiene otros amigos perrunos, gatunos, un marco incomparable de naturaleza y una persona que lo quiere y lo cuida como yo misma. Hacemos video llamadas que procuro espaciar cada vez más porque cuando cuelgo el teléfono me quedo hecha trizas. Sé que está bien: bien cuidado y bien amado, pero siete años de amor, de compañía, no se borran de la noche a la mañana.

Quienes me quieren dicen que he llevado a cabo un acto de Amor y generosidad que solo quienes conviven con un perro pueden llegar a entender. Quien no lo entienda, francamente no me importa.



Me ha sido imposible escribir algo relativo a este tema; ni siquiera he podido mirar fotos de mi perro por el dolor que me producía, pero hace unos días se activó un click en mi cerebro que me ha empujado a no corromper la verdad con el silencio. El click lo activó lo siguiente:

Nunca… la pena guardadita en casa. Solo deberíamos compartir alegrías, risas, cosas positivas…

Así jaleaba una persona un texto escrito por alguien que tiene miles de seguidores en sus redes sociales y no tiene ningún tipo de pudor en denostar a quienes considera “se mueven por la pena”. Y ahí, en el mismo saco, quien lee el texto mete la pena, la tristeza, la situación que puede atravesar cualquier persona en silencio, el dolor, la depresión; porque como digo siempre, de la vida de uno qué sabe nadie…

Cuánto daño puede llegar a hacer en estos tiempos violentos la exaltación continua de la felicidad y de apartar al que se considera que "se  mueve por la pena" (en cualquiera de sus versiones), que hay que desterrarlo de la sociedad que solo quiere implicarse en cosas alegres aunque en muchos casos no sean sino una falacia.

Las personas que escribimos tenemos una responsabilidad comunicadora y por qué no, afectiva. Hoy en día casi todo el mundo puede leer, pero no todo el mundo sabe leer; mucha gente no filtra lo que está leyendo y se lo traga con un embudo en su afán de pertenecer a una determinada tribu apartando de un manotazo todo lo que no tenga la versión feliz aceptada y acreditada por la sociedad "correcta".

“No constaban denuncias previas” o “La víctima no había denunciado con anterioridad” son, como en el Derecho Consuetudinario (conjunto de costumbres, prácticas y creencias aceptadas como normas obligatorias de la conducta de una comunidad), los epígrafes adoptados para legitimar la inocencia de la sociedad y culpar de alguna manera del crimen a la propia víctima: víctima de su verdugo, de la sociedad, del Sistema, de su entorno más cercano y sobre todo, de cobardes.

Por supuesto, no estoy generalizando, no siempre es así. Hablo desde mi experiencia. No soy dios ni juez. Si lo fuera no habría sentenciado que las mentiras vertidas en la demanda que me interpuso el ser con el que estuve casada, para quitarme la pensión compensatoria que ambos consensuamos cuando nos divorciamos, le dieran la razón. Mentiras como que me estaba enriqueciendo a su costa por percibir yo una pensión de incapacidad absoluta de 637 euros que me adjudicó un Tribunal Médico por la ristra de enfermedades limitantes e incapacitantes que conforman mi historial médico.

Un juez sentenció que con esa cantidad yo podía vivir, pagar la hipoteca, gastos, todo. Un juez dictaminó que yo me estaba enriqueciendo de alguien que cuando me interpuso la demanda, después de más de un lustro del divorcio, él cobraba más de 5000 euros mensuales de salario. 

Cuando hace más de una década intenté denunciar un maltrato psicológico de manual nadie atendió mis llamadas de auxilio. Tampoco cuando quise denunciar por lo que hoy se conoce como violencia vicaria ni cuando fui a denunciar el maltrato perpetrado por mi propia hija a través de redes sociales hacia mi persona del que fue testigo y cómplice el diario digital para el que colaboraba con una columna de opinión. Ni, hasta ahora, el acoso telefónico del que vengo siendo víctima desde hace años.

Cada vez que escucho “No constaban denuncias previas” o “La víctima no había denunciado con anterioridad”, por decirlo finamente, me cago en la mentira y en la cobardía de quienes aceptan esta versión dando por hecho que la víctima no habría tratado de denunciar quien sabe cuántas veces. Cuánto daño pueden llegar a hacer frases como: Nunca… la pena guardadita en casa. Solo deberíamos compartir alegrías, risas, cosas positivas..., que pueden leer miles de personas sin criterio y que alientan a permanecer en silencio a tantas otras por no molestar, por no ser excluidas y por no encajar en un molde social del que si te sales eres considerado  chusma.

Afortunadamente para mí, para muchas mujeres que "no han denunciado", invisibles para todos y para todo, las cosas están empezando a cambiar.

Pues bueno, la pena, el problema, la situación, querido diario, de esta mujer, te la cuento hoy porque aunque he dejado de creer en el Sistema, en la justicia y en la sociedad, no he dejado de creer en mí. Y porque  se lo debo a mi amado perro, del que después de siete años me he tenido que separar porque no tengo salud ni fondos para mantenerlo a mi lado. Porque soy vulnerable. Ser vulnerable no es vender pena, no es lo mismo que ser débil y cobarde. Es distinto. Soy vulnerable y tierna y al mismo tiempo una de las personas más fuertes y valientes que conozco.

 Adiós, perrito, adiós…



Lo siento si te he fallado, gracias por todo lo que me has dado, por esta lección de vida, porque las cicatrices enseñan pero las caricias enseñan todavía más. Gracias por el Amor, Amor del bueno que me dejas. Perdóname si alguna vez no he estado a la altura. Te quiero, hoy, mañana. Te querré toda mi vida.

 Adiós, perrito, adiós… Te deseo felicidad en tu nueva vida.




A mi amado perro 💓💓💞




martes, 11 de octubre de 2022

DRAMAS Y DESENCANTOS

 


Querido diario:


Que Lo poco espanta y lo mucho amansa era uno de los mantras con los que mi madre solía apuntalar oportunamente cualquier conversación. Aquí servidora, curtida como un jamón de Cinco Jotas a base de caerme y levantarme, he tomado buena nota de esos mantras porque son pura sabiduría, de ese tipo de sabiduría que grita todos los días en las calles y nadie hace caso.

Últimamente veo mucha flor de invernadero, a muchos y muchas que se ahogan en un vaso con agua. Últimamente veo mucha desconexión de la realidad, mucho postureo, muy poco criterio. Estoy muy cansada y tengo el firme propósito de no malgastar ni un solo gramo de mi escasa energía, ni un nanosegundo en el metaverso en escuchar a quien hace un drama de cualquier eventualidad. Que no digo yo que no se cague una en todo en un momento dado y que se puede llegar al hartazgo por los obstáculos que se nos pone por delante para tal efecto, pero se trata de que el pataleo dure lo justo y sirva para reflexionar. Se trata de tomar impulso, no de saltar de un drama a otro cuando éste ni siquiera alcanza la categoría de drama.

Después de todo y echando un vistazo a todas las calamidades que se han sucedido a través de la Historia tiene uno que sentirse afortunado con la época que le ha tocado vivir, donde uno puede elegir, o eso dicen, y también, una época en la que hay que matizarlo absolutamente todo para no mosquear a colectivos, ideologías, patologías, y donde eufemismos tipo poner límites se han sustituido por el ¡váyase usted al carajo! de toda la vida de dios. Esa época.

 

Ese era el mensaje que trataba de enviar esta mañana a alguien que quiero mucho, acomodado en conductas aprendidas que no quiere desaprender por pura flojera emocional y por miedo, pero no sabía cómo decírselo. Y entonces, ¡magia!, en una red social alguien deja en su muro este mini cuento de Gabriel García Márquez sobre los dramas y los desencantos que borda el pensamiento que quiero expresar.

Dice así:

 

 …el drama del desencantado que se arrojó a la calle desde el décimo piso, y a medida que caía iba viendo a través de las ventanas la intimidad de sus vecinos, las pequeñas tragedias domésticas, los amores furtivos, los breves instantes de felicidad, cuyas noticias no habían llegado nunca hasta la escalera común, de modo que en el instante de reventarse contra el pavimento de la calle había cambiado por completo su concepción del mundo, y había llegado a la conclusión de que aquella vida que abandonaba para siempre por la puerta falsa valía la pena de ser vivida.

FIN

 

Y para restar drama acabo dando rienda suelta a mi vena romántica y dejo por aquí, Specially for you, la canción con  que me ha obsequiado Spotify durante mi paseo matutino   que me ha transportado a otras épocas lejanas donde se bailaba lento y esas cosas.


Volveré.




sábado, 24 de septiembre de 2022

LO IMPOSIBLE SOLO TARDA UN POCO MÁS







Querido diario

Hoy es lunes. Estamos sentados frente al televisor yo, mi dolor de cabeza y la mosca que se ha instalado en mi hogar desde hace una semana, viendo el funeral del siglo. La verdad es que no me he querido intoxicar desde que la monarca se marchó de viaje a otra dimensión con billete solo de ida, pero creo que lo justo es respetar tanto a sus seguidores como a sus detractores. 

Como también pienso desde hace mucho que ni la vejez ni la muerte dignifican o santifican a nadie, y mucho menos a nadie de los allí presentes, también creo que es justo y necesario revindicar que, del mismo modo que algunos nacen con la suerte en sentido contrario, otros nacen ya con la telera de pan y el jamón de cinco jotas debajo del brazo, y dicho esto, me reservo mi opinión para mí y no tengo la menor intención de entrar en ningún tipo de debate al respecto.

No, no es esa mi intención, querido diario, al escribirte hoy frente al televisor con un fuerte dolor de cabeza, una mosca que no deja de incordiar y un vestido negro de punto tipo saco, de esos que tanto me gustan, para no romper el protocolo funerario. De esta guisa acuden a mi memoria dos de las frases lapidarias favoritas de mi madre; aquella que decía Una madre es para cien hijos pero cien hijos no son para una madre es un axioma tan evidente como  la de Cría cuervos y te sacarán los ojos, que me soltaba de vez en cuando con la mirada apuntando a cualquier lugar indefinido, con la convicción que solo los que han vivido lo invivible se pueden tomar la licencia de aseverar.

Me imagino su cara delante del televisor viendo semejante camada, los hijos de Su Majestad, desfilando detrás de su ataúd, ca uno con sus caunás, sus causas pendientes resueltas o no a golpe de talonario, casi todos disfrutando de los privilegios que el azar les ha otorgado por nacer en semejante cuna.

Sí, hace ya mucho tiempo que comencé a descifrar las enseñanzas de mi madre y, en cierto modo, mi libro es una especie de tributo a su memoria sufriente y sabia.

Mientras escribo no estoy pendiente al cien por cien de la ceremonia televisada, pero tengo muy claro que cuando la reina pasó a mejor vida, si es que eso llegara a ser posible, me deslumbró como un fogonazo la imagen de la ¿perseverancia?

Creo que perseverancia se queda muy muy corto. Voluntad, fijeza, paciencia, la mente de una escritora del best seller titulado Lo imposible solo tarda un poco más, sería la descripción perfecta de Camila, la esposa del recién nombrado rey y desde ahora reina consorte. No princesa del pueblo, ni reina de corazones, ni chuminás camperas: Reina Consorte.

Mayor que el  rey, divorciada, aportando al matrimonio el apellido y los dos hijos de su primer marido, se ha convertido en reina consorte después de haber sido durante media vida la amante  odiada y rechazada por todos, la antítesis del glamour que abanderaba Lady Di, ahí va Camila junto a su esposo detrás del ataúd de su suegra Isabel II La Eterna.

Hace unos días recibí una llamada telefónica con la invitación de dar varias charlas/ponencias como mujer y como autora del libro El diario de Amanda Flores (solo para valientes). Más tarde, tras un intercambio de impresiones por escrito, le pedí a mi interlocutor que me lanzara una pregunta como si me tuviera enfrente haciéndome una entrevista.  Escribió lo siguiente:

- Tu historia tiene episodios duros pero la hacen muy especial. Hoy por hoy si pudieras elegir ¿elegirías no haber pasado por esos episodios o tener esta obra en tu poder?

La pregunta quedó en el aire porque todavía no hemos concretado nada, pero confieso que durante unos días me ha estado rondando por la cabeza.

El caso es que publiqué mi libro (lo he auto editado) hace poco más de un año. He sorteado durante décadas todo tipo de obstáculos para conseguir mi propósito. La gente no tiene ni idea de lo que hay detrás de un libro auto publicado por una autora con muy poca ayuda, con una mala salud de hierro, que no es mediática, ni un producto de marketing para editoriales ansiosas por apostar a caballo ganador y asegurarse pingües beneficios. La gente no sabe la verdad, aunque la verdad a estas alturas de la película me he dado cuenta que no tiene tanta importancia como lo que la gente cree o quiere creer.

Es posible que hace unos meses, en plena efervescencia emocional por los innumerables mensajes de cariño que he recibido y recibo de personas agradeciéndome  el bien que han experimentado al leer mi libro, le hubiera respondido al joven que me hizo la pregunta que preferiría pasar lo que he pasado y tener esta obra en mi poder. Pero hoy, todavía con el funeral del siglo de fondo, me pregunto quién quiere venir a este mundo para sufrir, si compensan determinadas situaciones que no solo tienen que ver con la riqueza o posición social que ésta procura, sino con otro tipo de situaciones personales y físicas que solo quienes las padecemos o vivimos podemos llegar a comprender en toda su dimensión.

Aquí estamos mi dolor de cabeza, la mosca y yo, y ahí en la tele sigue Camila, reina consorte a los 75 años y mi fuente de inspiración para escribirte hoy, querido diario. 

Disfrutar como la amante de un príncipe y vivir el resto de mi vida como una reina, sería una buena contestación para darle a mi entrevistador como réplica a su pregunta. Aunque la respuesta que mejor me retrata, de la que doy fe y en la que confío plenamente es que lo imposible solo tarda un poco más. 

Y para muestra, Camila.

 




Volveré

miércoles, 7 de septiembre de 2022

RESEÑAS DE EL DIARIO DE AMANDA FLORES (SOLO PARA VALIENTES) II PARTE

 


¡¡¡Enhorabuena, Amanda Flores!!!

Tu forma de escribir es un regalo para el que tiene la suerte de leerte. Me ha parecido un libro conmovedor al que quedé enganchada desde el minuto uno. Todo un ejemplo Amanda Flores... espero llegar a tener la mitad de su valentía. Un beso enorme.

Blanca Rueda




Amanda, ya he terminado de leer tu libro.

El diario de Amanda Flores (solo para valientes) me ha encantado, me he emocionado y echado alguna lagrimita. Me he reído...

¡Muchísimas gracias por ser tan Valiente!

Que lo Correcto y Perfecto llegue a tu vida.

Eres merecedora de todo lo bueno que la vida tiene reservado para ti.

Gracias

Gracias

Gracias

Paqui Delgado

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El diario de Amanda Flores no es un libro convencional ni un diario en sí. Este libro son los pensamientos en voz alta de su protagonista.

Son los gritos ahogados que una sociedad de hipocresía inducida pretendía silenciar disfrazando con pinceladas de frases hechas para excusarnos por no hacer nada que evite sufrimientos gratuitos a otros.

Es un libro que debe leerse con los ojos del alma, porque solo así veremos lo que no es evidente a simple vista.

Además, como un buen vino, usando el argot de nuestra tierra, Jerez, debe "beberse" en pequeños sorbos para poder degustar su sabor y llegar a su fondo.

Es un libro complejo, que no complicado, porque no es simple, aunque es fácil de leer y ameno por esa mezcla agridulce que resta acritud a los momentos intensos, aunque nos cala hasta lo más profundo de cada uno.

Es un libro que deberíamos leer porque aunque los acontecimientos que se narran son las vivencias de Amanda, que un día es consciente del valor de la vida, la suya, y cómo debe ser ella la que decida y la viva sin más condicionantes ni más falsa apariencia para ser socialmente correctos, también es parte de lo que nos acontece, en alguna medida, y vemos reflejados retazos de nosotros y nuestras vidas en ellos, como si de un espejo se tratara.

Gracias, Amanda, por compartirlo.

Yolanda Díaz Núñez


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Acabo de leer El diario de Amanda Flores (solo para valientes) y aun estoy relamiendo su contenido.

Este compendio de narrativa y artículos vivenciales es, como bien dice E. Montaño, solo para quienes están dispuestos a ver la vida desde la altura sin caer en el vértigo.

Mis más sinceras felicitaciones.

Querida y valiente Amanda, recomiendo su lectura para aprender a convertirnos en personas resilientes.

Victoria Barba




 

sábado, 3 de septiembre de 2022

RESEÑAS EL DIARIO DE AMANDA FLORES (SOLO PARA VALIENTES)

 


Querido diario

hace un par de meses acabó su ciclo vital virtual la página web de El diario de Amanda Flores (solo para valientes) que se publicó el año pasado por obra y gracia de servidora.

He rescatado algunas reseñas de sus lectores y me siento en la obligación de compartirlas contigo. Te confieso que las reacciones de las personas que han leído mi obra superan con creces mis expectativas, si acaso alguna vez llegué a tenerlas. Te confieso también que con algunas me emocioné hasta el punto de soltar alguna lágrima. No puedo expresar más que sentir gratitud y al mismo tiempo orgullo por tener semejante público, y no se me ocurre mejor sitio que tu espacio, además de mi corazón para conservarlas.


"No solo lo recomiendo por ser un gran libro, sino porque hay que tener la sabiduría y la fuerza de vivir para contarlo, desde la experiencia personal por más dura que sea. Excelentemente narrado, y con el inmenso valor de transformar la tragedia en comedia, el humor salva y ennoblece. ¡¡Bravo, Amanda Flores!!"

Mariela González




"Soy una ardua lectora de libros. Todo lo relacionado con el mundo de los libros me apasiona, de hecho mi oficio está relacionado con ellos y por eso les tengo un profundo respeto.

Respeto su interior y sus "interiores".

Tu libro, Amanda, tiene unos interiores con muy buenas hechuras, escondidos en cada renglón, entre cada cabecera y final de página, en cada punto, cada coma y cada paréntesis.

Creo que es un libro de lectura doble y de lectura pausada. Hay que tomarse su tiempo entre cada párrafo. De hecho, hasta mi segunda lectura no he podido poner estas líneas.

El contenido te lleva a la reflexión, a ahondar en el comportamiento humano que se traduce en actitudes como el dolor, el humor, la perseverancia, la soledad, la esperanza, la rutina y a hacernos ver cuan invisibles somos a veces para los demás y lo poco que notamos el sufrimiento ajeno.

Este libro hay que leerlo cuando tu mente se dedique solo a él para poder así apreciar  lo profundo del mensaje lleno de sentimientos.

Un placer haber leído tu libro, Amanda. Sigue escribiendo."

Gloria María Bernal González   (2021, 8 de diciembre)




"... Siempre fui una niña que soñaba con palabras desde edad temprana y me ha fascinado la capacidad de expresar vivencias o expresar historias sobre el papel. El diario de Amanda Flores (solo para valientes) ha sido un regalo para mis ojos, mi cerebro, mi corazón. Creo que cualquier persona que lo lea, independientemente de sus vivencias, puede encontrar ecos de su propio caminar por la vida, cómo podemos poner un sentido cómico a lo trágico. Te hace pensar en cómo se ha normalizado la invisibilidad del sufrimiento ajeno. Lo he leído una vez pero sin duda lo leeré más veces. Totalmente recomendable."


Silvia Moreno Rodríguez  (2021,31 de diciembre)




"He leído tu libro. Estoy, no sé cómo describirlo... No sé, hace mucho tiempo que no me deja un libro esa sensación, esa que cuando lo lees no se te va de la cabeza y lo rememoras un montón de veces. Hay tanta vida y tanta sensibilidad... Ojalá todas fuéramos como tú, valiente, en todos los sentidos.

A mí me ha costado 50 años quererme y tu libro me ha removido muchas cosas...

GRACIAS,  me has hecho mucho bien."

Elena Flores Rosa (2021 , 1 de noviembre)




"Estupendo libro sobre la vivencia personal de una mujer, que resulta a veces abrumadora por el escozor y el sufrimiento, y al mismo tiempo libreradora por el gran sentido del humor de la protagonista. El sentido del humor como una de las armas más inteligentes que tiene el ser humano para enfrentarse a situaciones extremas."

Ramón Wall (2022, Febrero)




"Bueno, ya puedo decir que me he bebido este libro; sí, bebido y no leído, porque me he empapado de él. Es un libro a corazón abierto, con un lenguaje muy nuestro y, a ratos, altamente divertido. Diversión necesaria para sobrellevar la dureza que muestra el relato. En resumen, gracias Amanda por tu historia."

Recomendable 100%

Manuela Moreno López


Continuará...


 

sábado, 9 de julio de 2022

NAÚFRAGOS

 


Querido diario:


Sucedió hace un lustro. Llegué allí en un barquito; ningún tipo de infraestructuras, salvo las pasarelas que  permiten subir o bajar de las embarcaciones. La paz del lugar, la indescriptible belleza del paisaje y la sensación de estar en un lugar remoto e inaccesible la convertían en un pequeño paraíso del Mar Jónico.

 

En una solitaria cala con acantilados de vértigo, aguas cristalinas y una luz que parecía sacada de otro planeta, resaltaba como un elefante dentro de una cacharrería un gigantesco barco encallado en medio de la pequeña playa. Llevaba allí más de 30 años dominando la bahía, y según contaban  era un barco utilizado para transportar desde Turquía whisky y tabaco de contrabando, hasta que un temporal provocó que volcara y que sus pasajeros escaparan y desaparecieran antes de que llegara la guardia costera. Esa era  la versión oficial además de otras muchas leyendas fascinantes que trataban de hacer aún más atractivo un lugar que no necesitaba ni un pellizco de maquillaje para ganar cualquier concurso de belleza.

 

La isla de Zakynthos sufrió cuatro terremotos seguidos en 1953 y la mayoría de sus habitantes  decidió emigrar hacia lugares más seguros, no quedando allí ni el gato. Hasta que aparecieron el barco y su leyenda.

Los periódicos de todo el mundo destaparon una cala de ensueño con el esqueleto oxidado de un barco encallado en sus arenas blancas. Desde entonces la población de la isla se ha duplicado y lo que antes era un lugar perdido en el mapa se ha convertido en un gran destino turístico, a pesar de que la actividad sísmica no se haya extinguido.

 

Parece que necesitamos mitificar o cosificar lugares, situaciones y personas para que despierten nuestro interés, sin cuestionarnos si son o no una falacia. Qué más da, lo importante es creer en algo aunque sea mentira para así acallar nuestros miedos.

 

Algunos ponen barcos encallados en las playas de sus vidas para que éstas tengan algún interés. En realidad son náufragos. Se inventan cuentos, hacen acopio de conocimientos sobre materias, personas o lugares que conocen a través de los libros y de las historias que les han contado aunque nadie pueda garantizar que no sean más que una pura invención. Algunos se pasan la vida acumulando sapiencias, cuando  a veces basta sólo con mirar y dejarse llevar por los sentidos para alcanzar la verdadera sabiduría, la que viene del interior y que sólo puede uno aprender por sí mismo.

 

Eso cavilaba, tumbada bajo los rayos de sol, frente a las aguas turquesas en aquel  rincón del paraíso. De cuando en cuando, con el rabillo del ojo miraba a los que se fotografiaban posando junto al armatoste oxidado, que con toda probabilidad, fue colocado ahí para obtener algún tipo de beneficio. Eso era lo que pensaba mientras miraba de reojo y sonreía burlona para mis adentros. Eso, y también que el mundo está lleno de playas, de barcos, y sobre todo, de náufragos.

 



domingo, 3 de julio de 2022

SOLA






Querido diario:

He encontrado este poema en alguna parte, por alguna razón, como un regalo. No lo he creado yo pero creo que algunas personas que conozco y otras que no, pueden sentirse espejeadas, resurgidas y retratadas en él. Por eso lo comparto, con todos mis respetos a Jorgelina Soulet.

Para aquellas a quienes dictaron sentencia con un Te vas a quedar sola y hoy disfrutan de la compañía de lo que han escogido y, por qué no, de lo que está por venir.


Te vas a quedar sola

con tus plantas
tus gatos
y tus libros
me dijo
el último día que la vi
pero hace dos meses
acá
los días transcurren mansos
y un gato duerme al sol

mientras yo
con las manos en la tierra
pienso el poema
que voy a escribir
para contarle
que en esta casa
estamos muy bien

muy felices
los gatos
las plantas
los libros
y yo.

Jorgelina Soulet


Volveré.

domingo, 12 de junio de 2022

PRESENTACIÓN EL DIARIO DE AMANDA FLORES SPV EN LA FUNDACIÓN CABALLERO BONALD

 

Allá vamos...

Querido diario:

El pasado 28 de abril de 2022, durante el transcurso de una tarde muy lluviosa, como viene siendo habitual cada vez que hay algún acto relacionado con mi libro, tuve el honor de ser profeta en mi tierra durante la presentación de mi primera novela en papel, El diario de Amanda Flores (solo para valientes), en la Fundación Caballero Bonald, en Jerez de la Frontera.



Fue como el bautismo de algo que ya estaba más que bautizado, con la asistencia de un público para comérselo que me hizo sentir entre algodones.


Amanda Flores y Ricardo Rodríguez

Mi querido amigo Ricardo Rodríguez fue el encargado de llevar las riendas de mi puesta de largo en Jerez. Ricardo estuvo brillante. La verdad es que me lo puso tan fácil que ni siquiera tuve la opción de sentir miedo o pánico escénico, o alguna de esas cosas que pueden ocurrirle a una cuando está delante del público.

Gracias, Ricardo, y también a todas las personas que me acompañaron y ayudaron de una u otra forma, y a la Fundación Caballero Bonald por su amable trato.


Mi amiga y ayudante fiel, Mar

Podría decir algunas cosas, además de que todo salió a pedir de boca y los asistentes y servidora quedamos encantados, pero como una imagen vale más que mil palabras y en este caso la presentación quedó grabada, aquí está el enlace de Youtube para quienes deseen verlo. Espero que os guste.

Hasta la próxima...




El diario de Amanda Flores (solo para valientes) se encuentra disponible en Amazon en tapa blanda y eBook en el siguiente enlace👇

https://www.amazon.es/dp/B099TX7WJS?ref_=pe_3052080_397514860


domingo, 13 de marzo de 2022

LA CIUDADANA ILUSTRE

 


Hoy es domingo. Todavía tengo resaca del viernes. Y no por las dos cervezas y el gintonic que me endiñé acompañando la cena y posterior charla guión debate con una amiga sobre el evento que tuvo lugar y sobre la existencia humana en general, sino porque ese mismo viernes a las 19.30 h se presentó en sociedad El diario de Amanda Flores (solo para valientes): mi libro.

Qué bien suena decir/escribir Mi libro tras más de una década diciéndome a mí misma, a mis amigos, al barrendero, a mi médica de cabecera, al psicólogo que he jubilado, a los enemigos disfrazados de amigos, al magnesio de Ana María Lajusticia que tomo cada día, a mis compañeros de clase, a mi perro, a los pájaros, a las nubes, a los charcos, caminando por las montañas, por los valles, por los montes, por los prados, por mi playa, susurrándolo a las olas del mar, a la arena fina sobre la que tantas veces he caminado, a mi Fibromialgia, a mi Síndrome de Fatiga Crónica y a todo mi historial médico; después de casi década y media de tomarme más de uno y una por un disco rayado, por una individua que está más loca que una cabra metida en un garaje porque decía que estaba escribiendo un libro, por fin he conseguido acabarlo.

 

Lo edité y publiqué hace diez meses. Y digo bien edité porque lo he auto editado. Esto significa que la que ha puesto los jurdeles para que vea la luz ha sido servidora con la ayuda de Wallapop, donde he vendido montones de cosas que tenían como misión en el mundo ayudar a que mi libro se publicara.  También me he ocupado del diseño, minimalista para mostrarlo como lo que es para mí la vida: un folio o un lienzo en blanco sobre el que cada uno decide qué escribir o pintar. Yo busqué la imprenta, al amigo que plasmó, altruistamente, la mariposa que le pedí para la portada, lo difundo como puedo; además de Amanda Flores se me conoce como Juana Palomo porque yo me lo guiso y yo me lo como. Creo que con ese aforismo se comprende un poco mejor lo que quiero decir.

Mi libro (qué bien suena…) me está reportando grandes alegrías. También me está ayudando a conocer mejor a quienes creía que conocía, y sumando lectores, personas anónimas y no tanto, hasta ahora desconocidas, que me están brindando su ayuda difundiendo a través de sus conocidos mi obra. Y no lo hacen porque creen que soy muy guay sino porque mi libro les ha gustado, atrapado, tocado la fibra. Con El diario de Amanda Flores (solo para valientes) han llorado, reído, pensado, y sobre todo, sentido, que no es poco. Y así me lo han transmitido en público o a través de mensajes privados que me han llegado al alma. En algunos casos me dan las gracias porque les he ayudado, así que como decía alguien de cuyo nombre no logro acordarme en sus mensajes navideños, es para mí un orgullo y satisfacción haber publicado esta obra y conseguido uno de mis propósitos: ayudarme ayudando.

Al principio iba a contener más de 300 páginas, pero cuando el de la imprenta me informó de que cada página aumentaba el coste de la edición, cribé y cribé, y al final el borrador quedó condensado en poco más de doscientas páginas que cuentan justo lo que quería contar. A veces menos es más y me ha quedado un libro redondo, muy denso y misceláneo, de ahí que muchas personas no sepan describirlo cuando le preguntan de qué va.

En realidad, el eje de mi libro (Uuhmm…) no es otro que desnormalizar una palabra tan peligrosa como Normalidad porque ello da lugar a situaciones que se están viviendo ahora y se han vivido, y se vivirán siempre por los siglos de los siglos. Amén.

Dentro de esa trama cabe de todo. Desde decir NO a estereotipos de todas clases, hasta sufrir un rosario de enfermedades, siendo la peor de todas ellas la incomprensión social.

Con estos mimbres, con mucho dolor físico y del otro, con mucho humor y con muchísimo Amor se ha tejido un libro que es, que contiene, entre otras cosas, un testimonio novelado solo para valientes; que no se ha presentado en sociedad hasta hace dos días por la incertidumbre del coronavirus y también por mi decepción con el lugar donde siempre había soñado presentarlo por primera vez. Las cosas pasan por algo y el Universo tenía otros planes para mí. Me tenía reservada una presentación con ingredientes como el cariño, la sorpresa, lo pintoresco, y sobre todo, el Amor. Que sí, que ya sé que eso no da dinero; pero alimenta, ya lo creo que alimenta, el cuerpo, la mente, y sobre todo, el espíritu; porque no hay mayor pobreza que la de espíritu. Sí, sí que alimenta... No podía tener mejor comienzo que ese.

La tarde-noche del viernes, con mucho frío, lloviendo a chuzos, y en el salón de actos del Ayuntamiento de un pueblo a 20 kilómetros de la ciudad donde vivo y al que se llega por una carretera secundaria más oscura que el sobaco de Kunta Kinte, no auguraban un desbordamiento del local por la asistencia del público.

Lo primero que me encontré al llegar al sitio media hora antes del evento, acompañada de una buena amiga que hizo las funciones de ayudante personal y copiloto, fue a un angelito, a Beli, que ha propiciado el acto, y a la Delegada de Cultura con su ayudante decorando con todo el cariño del mundo el escenario. Mariposas y flores, todo muy naif para recordarle a Amanda Flores que una vez fue una niña.

La verdad es que llegué hecha un manojo de nervios a pesar del baño que tomé antes de salir de casa, con dos kilos de sal y agua a una temperatura como para pelar cochinos, y no atinaba bien a cómo actuar, así que primero saludé a Paky, la Delegada de Cultura del Ayuntamiento de La Barca de la Florida y a su ayudante Noelia, y luego, mi amiga y yo nos dedicamos a colocar los libros en la mesa que habían engalanado para la ocasión.

Al poco de estar allí escuché una voz detrás de mí y cuando me giré vi a mi hasta ahora amigo invisible, porque nunca nos habíamos visto en persona. Cuando fue a darme dos besos le agarré con fuerza y me fundí con él en un abrazo que deseaba darle desde hace mucho.

  – Qué alta eres, me soltó con una sonrisa tímida y alegre.

Mas tarde, los nervios no me impidieron ver entre el público a un angelito llamado Paqui, a una escritora que no volverá a cumplir los 70 (fijo) que no sabe leer ni escribir,  que va ya por el cuarto libro escrito de cabeza. Y había venido a verme a mí… Menudo lujazo. También había otra escritora que se tuvo que marchar antes de acabar el acto, la dueña de la librería-papelería del pueblo, y unas pocas personas de las que no recuerdo su nombre y, bueno, antes de comenzar la presentación, el Alcalde del pueblo y la Delegada de Bienestar Social se pasaron por allí para presentarme sus respetos.

En ese punto y con la vena cómica a la que recurre mi subconsciente para salvarme en determinadas situaciones del nerviosismo, ya me estaba sintiendo un poco Daniel Mantovani, ese personaje de película al que da vida magistralmente Oscar Martínez, pero a la inversa, porque la endogamia, la exaltación de lo propio y la mirada por encima del hombro si te sales de lo políticamente correcto, son aceptables en la ciudad que me vio nacer, donde me he criado y donde vivo, y que para mí suponen la negación de una sociedad a cualquier idea de progreso. Será por eso que el Universo se las ingenió para que la primera presentación de mi libro despegara en un pueblecito que me acogió el pasado viernes y que me trató como la Ciudadana Ilustre que merece ser tratada alguien que ha sufrido una normalidad tremendamente peligrosa, en muchos casos letal, y que sigue viva para contarlo, a pesar de todos los obstáculos que ha tenido y tiene que sortear por el camino.

Desde aquí quiero trasladar mi más sincero agradecimiento a los valientes que me arroparon durante la primera presentación de mi libro, a pesar de las condiciones metereológicas, bastante adversas, que entrañaban cierto peligro por la lluvia, la oscuridad y las curvas de la carretera que conduce al pueblo que le abrió los brazos a Amanda Flores y a su libro.

Y ya de paso, como también es cultura, recomiendo encarecidamente la película El ciudadano ilustre una comedia inteligente, brillante y feroz que hace realidad la máxima de que “nadie es profeta en su tierra”.

Creo que eso es todo lo que tengo que decir por el momento, y bueno, que adjunto documentos gráficos y tiernos del evento que cristalizó el sueño que he tenido desde niña de publicar este libro. Como dicen mi queridos Paqui , esto no ha hecho nada más que empezar… (emoticono de corazón palpitando)


La ciudadana ilustre

Con Salvador 


Los Ángeles de Amanda

 




Escribiendo la segunda parte...



Amanda también fue niña...

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 No te lo pierdas.

 Hasta pronto, querido lector